**~La Ventana del Norte (Cuento)~**

Zoraya M. Rodríguez

Había una vez una gran montaña llamada “la ventana del norte”. En esa montaña había una cuerda floja que quería atravesar un buen acróbata. El silencio, la paz, la somnolencia, la tranquilidad, y la calma habita siempre en “la ventana del norte”. Es verano, y la práctica de la cuerda floja se hace una aventura para el señor Jarucho. Él, sube a la montaña verde, fría, húmeda y de poca visibilidad hacia un cielo azul y nuevo en la aldea llamada “el monte verde”. Él, está preparado para todo, lleva botellas de agua para la hidratación y el cansancio, lleva una brújula, comida, una linterna, un capacete y una cuerda. Él, en su imaginación nada la aventura, la fortuna y llueve una sensación de mucho calor. En su recorrido y por la travesía hacia “la ventana del norte”, siente su corazón agitado, cansado, extenuado, silencioso, con un latir suave, lento, álgida la piel y los ojos desorbitados. Pero, él en su afán de conseguir el triunfo no se limita en nada. Él, dice es la práctica, es la esencia de obtener un trofeo, una fama y un triunfo total y diferente a lo que se espera en la osadía de saber que el silencio, la paz, la somnolencia, la tranquilidad y la calma se apodera de su cuerpo y de sus fuerzas para lograr que la comitiva y su deseo de ganar la competencia sea de felicidad. “La ventana del norte”, es así, como la pinta y la dibuja muchos artesanos y pintores, se queda atónito, patidifuso y asombrado al ver “la ventana del norte” tan hermosa y bella. A Jarucho, le toca el deseo de vivir, de experimentar la sensación de caminar sobre la cuerda floja y sentir su corazón elevado hasta el cielo. Sentir la sensación fría de caminar sobre una cuerda floja es la aventura más escalofriante, más excitante y más vital para Jarucho. Sabe que el destino es más tenebroso, más tedioso, más espantoso. Si su destino se vierte a la viceversa o al contrario y caer o descender desde lo más alto de la montaña “la ventana del norte” se debe a que su corazón lo traiciona. Él, sabe que su corazón no aguanta la emoción, la felicidad y la alegría de saber que su sueño se hace tan real. Jarucho, sabe que en la cuerda floja, esta su labor, su experiencia, su eficaz trayecto y que debía de demostrar todo lo correcto que ha aprendido. Sólo siente que su vida ha sido una real como lo que le agrada hacer, acrobacia. Jarucho concede visitar la cuerda floja entre dos picos de la montaña en al aldea “el monte verde” en “la ventana del norte”. Cae la noche, y él siente que su deseo se hace más real. En practicar sobre la cuerda floja, se hace más vil, la noche fría, álgida y tenue se hace más densa y más oscura, pero él con todo y eso decide practicar. Jarucho, siente su respiración agitada como el corazón acelerado. Pone el primer pie en la cuerda floja. Es su pie izquierdo, trata de balancear la cuerda, toma el aire en calma, como sintiendo el ojo del huracán en calma con precisión, con tranquilidad, se percata que “la ventana del norte”, como es la montaña en la aldea le brinda protección, y seguridad y decide sí, practicar. El acróbata, Jarucho, pone el segundo pie, el derecho, y siente que vá a caer, a descender, a arribar sobre el suelo. Es una cuerda floja de hace veinte y cinco años, y decide cruzar. Se debate entre la realidad y la vida, entre la cuerda y el aire, sus pies como el suelo frío, duro, y persistente. Siente que su deseo es ambiguo, que la vida es continua, y que su deseo se viene abajo. Jarucho, siente su vida cambiar, con lo que percibe el deseo deshacerse como el aire que siente su cuerpo y más su piel. Él, quiere pasar esa noche practicando. Sólo siente el anhelo de vivir su realidad y es que en ese momento yá estaba practicando. La noche serena y templada y oscura, hace que el silencio se haga más fácil su labor. El silencio le da paz, comprensión y seguridad. La noche le da protección y audacia en el cuerpo. Y, ¡zás!, cruza la cuerda con mucha vitalidad. Jarucho, se debate entre la buena suerte y el deseo de seguir su trabajo. Y es otro día. Llega la hora exacta, la competencia, es un día hermoso, el cielo brilla en todo su esplendor y el sol en flas hace lo suyo. Jarucho, se encierra en su propio ego, cree en su interior, en la paz de esa noche, y se debate entre su vida, la existencia y la cuerda floja. Hay mucha gente alrededor y la cuerda floja entre los dos picos se nota segura, fuerte y tensa. Jarucho, en su máxima creencia, en su ego, en su interior, en su corazón extrae lo más recóndito de toda su vida. Él dice si cae una vez será todo un fracaso y una derrota por siempre entre la cuerda floja y toda su vida. Si cae dos veces será la infortuna del destino que no quiso que mi afán de aventurero y acróbata pudiera realizar su trabajo eficientemente. Jarucho, toma aire desde su interior, pone el pie izquierdo, toma la lanza entre sus manos, la balancea, la acaricia, la toca suavemente con sus manos con guantes, pone el pie derecho se balancea suave, persistente, audaz, y tranquilo, con una paz en silencio, vá a mitad de la cuerda floja, su corazón no aguanta el frío, el calor, el escalofrío, se agita su pulso, su emoción es más grave, la temperatura esta a 90º grados fahrenheit, su cabeza piensa en la noche anterior, práctica, noche, silencio, frío, oscuridad, y éxito. Cree que vá a hacer lo mismo en cada paso que dá y zás, pierde el balance por un segundo, por no tener concentración, precisión, audacia, y se dice ¡ser listo!, ¡sí, ser listo!, y da un giro su lanza la que lleva entre las manos, y zás, cae en balance, no permite que sus nervios, lo traicionen, o que su corazón pierda su latido, vá en busca de ese trofeo, de la fama, de la aventura, de la catapulta en acrobacia, sí soy acróbata, y quiero que mi vida continúe en éxito, se dice en su interior. Jarucho, no lo detiene nadie, hace un mal traspiés, se agacha en la cuerda, buscando estabilidad esta a mitad de la cuerda floja, es el frío, es el calor, es la temperatura, no se sabe, pide auxilio, pide calma, paz, silencio, pero algo le pasa, y todos atónitos buscando concentrar a Jarucho, la gente grita, esta exhausta, pero algo pasa. El águila más grande de la montaña “la ventana del norte”, en la la aldea del “monte verde”, se atraviesa, cruza cerca de la nariz de Jarucho, lo vá a dejar caer, a descalificar del evento, él dice que es su única oportunidad, de mantenerse con vida entre lo más indeleble de su vida. Es su vida o la del águila, es su carrera o el vuelo del águila, es un ave rapaz, de 100 cm. No logra suspenderse en el aire, lleva en su imaginación la fama, el éxito, el silencio, y la paz, y por supuesto el trofeo. Piensa en la noche anterior, cuando en la práctica logró vencer a su enemigo “el miedo”. Y zás, se agacha otra vez entre la cuerda floja y su denso cuerpo inestable, dice que no puede continuar, el aire lo suprime, lo succiona, se opone a bajar de la cuerda, y se dice que su cuerpo esta tan extenuado, que casi, acecha con devorar el suelo. Y en medio de la travesía vivida su corazón queda al filo de una navaja, entre continuar o detenerse, en medio de la trifulca en su pensamiento y corazón, se atreve a enfrentar la vida, la cuerda floja, su interior, y su fortaleza. Tan erguido como un roble, fuerte como el ébano, y tan audaz como el águila que le cruzó de frente a él. Jarucho queda inmóvil entre la cuerda floja, su salud no le permitió el logro de ser un acróbata en la aldea el “monte verde” en “la ventana del norte”. El sueño de todo acróbata en llegar hasta los dos picos. Jarucho le dá una parálisis cerebral porque su corazón no estaba aún preparado para la acrobacia de más de 300 m de altura entre los dos picos en “la venta del norte”. Cayó como un guerrero, inmóvil, como todo un héroe, lo veneró el mundo como el “señor Jarocho el rey de la acrobacia en “la ventana del norte”. Jarucho muere poco tiempo después, y su hijo continúa su labor como acróbata, como su padre. Él también desea continuar la acrobacia y vá rumbo a “la ventana del norte” en al aldea el “monte verde”. Será todo un éxito rotundo como lo hizo su padre Jarucho. En su mirada se posa la mirada de Jarucho, y se dice que es él mismo el rey de la acrobacia. Se espera que el triunfo se le otorgue al hijo porque logró superar su cometido. Pero, el águila de la aldea, se escucha su gemido como el de su padre el gran Jarucho.





Colorín colorado este cuento se ha acabado……………………………..                      




Moraleja: “Todo éxito tiene un sólo ganador”.

 

               “Exponer su vida es exponer la salud”.

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  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de septiembre de 2016 a las 15:02
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 71
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