MIS HISTORIAS DE LA MAR. LA GUERRA DE RIVAS ( I ).

eibaoga



El 12 y 17 de Mayo deje en este Poemas del alma, parte de mi navegar en:

MIS HISTORIAS DE LA MAR

Ya se que no es poema, ni siquiera es prosa buena.

Pero son historias de parte de mi vida y alma marinera.

Entonces prometí volver con Rivas, y aquí estoy con él.

Buenas noches buena gente.

 

Respeto mucho el sentimiento ajeno,

el sentir de otros me atrae como un imán.

Y me conmueve.

Por eso me enfurece la obsesión de algunas personas por ridiculizar el sentir de otros.

 

MIS HISTORIAS DE LA MAR. LA GUERRA DE RIVAS.

Entrar de guardia con Rivas atendía a un hábito casi idéntico cada doce horas y siempre a las ocho menos diez de la mañana o de la tarde, a partir de esa hora todo era rutina menos la mar, que unas veces estaba en calma y otras cabreada.

Y la rutina empezaba por abrir la escotilla que daba entrada a la cámara de máquinas y encontrarme con Rivas dándole un trago a su "poción mágica", ese brebaje que para Rivas era elixir que le daba vida. Yo al aguardiente de Rivas lo bautice con el nombre de "Panoramix", e incluso le conté a Rivas la historia de la "poción mágica" del druida Panoramix, me presto atención y creo recordar que hasta le hizo gracia el cuento de "la poción milagrosa".

- Buenas noches Rivas, que ...., con Panoramix ...

- Siiii, buenoooo... con alguien hay que estar.

Y comenzaba nuestro baile de entrada a la guardia. Yo a la inspección de unas cosas, el a otras. Al cabo de cinco minutos nos encontramos en el tecle bajo de la sala de máquinas. Unas palabras con los compañeros a los que relavamos y punto. Empezaba nuestra guardia de cuatro horas y acababa la de ellos.

En una cámara de máquinas de un barco hace un calor del carajo, y más si la zona por la que navegas esta cercana al ecuador.
Yo la pasaba en un baño de sudor y preguntándome como aguantaría Rivas este calor sin apenas sudar, y pensaba:
- ¡bah! ...., debe ser cosa del aguardiente.
Hasta que en una de esas primeras guardias de calor extremo, veo venir a Rivas sudando a torso desnudo solo tapado con su bota de elixir (como siempre) colgada a la bandolera. Y al darse la vuelta, su espalda lucia como un colador lleno de pequeños agujeros.

- Rivas, que le paso en la espalda que parece un colador .....

- Nada que no tuviese remedio, cosas de la guerra.

Rivas era muy suyo, de pocas palabras y por el gesto de su cara comprendí que no le gustaba tocar el tema. Con mis 20 años y la curiosidad a flor de piel me quede con las ganas de saber más de la guerra de Rivas, y me propuse llegar a saber de "su guerra". La guerra de Rivas.

Y así fue; poco a poco guardia a guardia y confidencia a confidencia fuimos adentrándonos en nuestras vidas. Yo le contaba de mi vida por vivir y el de su vida vivida.

Decía Rivas que el nació pegado al mar y que sus primeros pasos los dio a la orilla del mar mientras su madre tejía redes de pesca. Mar y más mar, esa mar de la ria que fue su escuela de niño, la misma mar que le hizo hervir la sangre para aprender a dominar las artes de la pesca a bordo de barcos de bajura. Así vivió su mocedad en su Cangas natal hasta que seis meses antes de cumplir los 18 años, su tío-padrino Benito Rivas que era mecánico en la flota bacaladera de la PYSBE, convenció a sus padres para llevárselo a Pasajes con él, con la idea de que aprendiese el oficio de máquinas en la flota bacaladera de gran altura en aguas de Terranova.

A mediados de Julio del 36 dejo su juventud en Cangas, y en compañía del padrino Benito se fue a Pasajes para embarcar y hacerse hombre en el oficio de ganarse la vida en la flota bacaladera pasaitarra. Llegaron a Pasajes un par de días antes del fatídico día en que parte del Ejército se alzó en armas contra la República. Así que los papeles que le estaban a punto de dar para que se enrolase en un bacaladero, se convirtieron en papeles para que se enrolase en la guerra del 36.
La guerra de Rivas.

Continuará ....... si quereís que contínue.

  • Autor: Eibaoga (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de septiembre de 2016 a las 17:24
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 143
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