Espiral

Cain Wilde

Solia salir a caminar horas enteras entre las calles de esta ciudad embriagadora, sin tener un destino, sin saber a donde queria ir. Solo deambulaba de un lado a otro, sin prisa, sin hora. Acostumbrara a sentarme en banquetas, a observar a las personas como eran consumidos por la rutina, como iban corriendo entre las aceras. Veia como se chocaban entre ellos, y ni siquiera se detenian a ofrecerce disculpas, ni se detenian a mirarse.
Pasaba horas balanceando mis pies de un lado a otro, siendo acabado por un cigarro, me dedicaba a esperar. A veces venian personas, se sentaban a mi lado, y de forma extraña comenzaban a dejar fluir sus pensamientos. Yo preferia a los indigentes, siempre tan solitarios al igual que yo, con una cruz sobre los hombros y el estomago vacio como sus corazones.


Siempre llevaba comida en mi morral, cigarrillos, dinero y algunos dulces. La comida se las daba a mis amigos indigentes a cambio de un par de historias, pues, sabia que al llegar a mi casa estaria un almuerzo frio esperando por mi, y mi mamá estaria sentada al lado de la mesa, llena de ira por las mil llamadas que no conteste.

En esas aventuras, llegue a conocer a personas que se entregaron a los delirios del amor, por una traicion que iba en faldas, tomaron al cielo por techo y las calles de abrigo.
El punto, para no hacer el cuento largo, estaba en Altamira, y se me llego un olor a naranja - Cain ama el aroma de la naranja- y comence a buscar de donde provenia el olor. Pasado un par de minutos, encontre a un artesano que escuchaba musica celta, vendiendo sus creaciones... tenia entre sus manos un incienso.
Me acerque, comence a detallar sus piezas mientras me drogaba con el aroma. Tenia obras maravillosas y la musica hacia que moviera el pie derecho de un lado a otro de forma inconciente. Èl me obserbaba de manera extraña, sentia que me leia.
De pronto, mis ojos chocaron con un objeto que me aturdio por completo, y de estar en Altamira pase a un viaje en el tiempo, el alma se me desprendio del cuerpo. Vi entrellas que bailaban a mi alrededor, el sol quemaba mis mejillas. Recorde los dias de mi infancia, cuando recorria las plantaciones de naranjos de mi padre, era de tarde, el sol caia sobre los arboles, todo se percibia de color naranja. Desde mis pies descalzos hasta las puntas de mi cabello, las brisa golpeando mi rostro. Corriendo como un animalillo salvaje, con los ojos encendidos de felicidad, gozando la libertad que poseia y no sabia que tenia.
Aquel objeto mistico, aquel collar que llevaba un espiral en el centro era magico, podia hacer detener el tiempo y llevarme a donde deseara.
- ¿Como...? ¿Como...? ¿Que te inspiro a realizar aquel collar?- balbucie mientras el joven saltaba hasta donde me encontraba.
- ¿Dime?- pregunto.
- Es que siento...
- ...Que te refleja?
- No lo sé.
- ¿Te gusta este?- dijo tomando el collar.
- Si, es maravilloso. ¿Que te inspiro para hacerlo?
- Toma es tuyo - coloco el collar entre mis manos.
- ¡Oh, no no!
- ¿No te gusta?
- No tengo el dinero suficiente para pagartelo.
- Es que yo no te lo estoy vendiendo.
- No puedo aceptarlo.
- Mira, ese collar a estado esperando por ti mucho tiempo y ahora que llegas... el dinero no podra impedir que se unan.
...
Y así me volvi amigo de un rasta, que ama los duendes. Y de una hermosa mujer que luego conoci. Oliver y Marilyn la mejor pareja del mundo.
Y obtuve un collar super mistico, que envolvia mis depresiones en un espiral haciendolas disolver en el tiempo.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios3

  • Cain Wilde

    Perdonen lo errores ortográicos.

  • liborio cantillo

    Me gusta tu forma de escribir y se me hace raro que nadie te comente porque dejas el corazon en las letras he leido todos tus escritos y realmente es la poesia que me gusta disfrutar con la influencia de grandes poetas
    Sakudos amigables

    • Cain Wilde

      Gracias, un abrazo!

    • María B Núñez

      Muy bueno tu relato, sabes mantener la atención del lector hasta el final. Te felicito. Te dejo un abrazo...

      • Cain Wilde

        De verdad gracias, me pueden hacer llegar sugerencias para mejorar por mensajes, un abrazo.



      Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.