El camino de ida

Si entro por esa puerta
se que no voy a salir mas.
Si me sumerjo en esas aguas
se que no habrá regreso.

Porque ese camino me llevará
a lugares que tal vez no domine.
Porque desde sus delicados recovecos
me atacan las dudas, una vez mas.

Y mi humanidad
se resiste a las incertidumbres,
como cualquier mortal se resiste
al simple cambio en los vientos.

Y quién podrá culparme por esos miedos?
La valentía es una virtud con mala prensa,
como si de la falta de ella dependiera
el destino del mundo entero.

Pero cruzar esa puerta me cambiará,
yo lo se,
lo presiento,
me late en mis venas.

Y entonces veo tu rostro,
y junto con el,
la belleza
del aura que sigue a tu encanto.

Y quién se resiste al hechizo de tu baile?
Yo no puedo,
ni debo,
ni quiero.

Es que en lo profundo de mi ser,
las aguas se han agitado,
ante la presencia
de la metamorfosis que me espera.

Es que mi vida ha pasado de pronto
ante mis sienes,
y me doy cuenta
de lo mucho que he cegado.

Y vuelvo a verte,
mujer,
dulce y fantástica mujer,
reluciendo en la noche.

Y dejo de resistirme,
espero que esta vez para siempre,
al huracán de tus deseos,
al reto que me espera, pacientemente.

Y cuando al fin sucede,
y me entrego de lleno
para que me hagas el amor.
Y por primera vez vuelo, libre y plenamente.

Y no hay vuelta atrás,
porque cuando las almas se tocan,
verdaderamente,
ya no hay otra luz que la que brota de sus cielos.

Marcos Sitz