Relato 3 (Cuando cierro los ojos)

Ibañez Olmos Victor Alfonso

Ella era así, una mezcla de ángel y mujer, con labios delineados y delgados que hacían trascendente su mirada tan fuego, tan miel, tan ternura... Su silueta era perfecta para mi locura, la fusión exacta de seducción y perspicacia... Ella estaba allí siempre hablando de sus temores, de reproches a sus amores, del porqué no lograba que algún advenedizo en su intento de poeta la volviera poesía, siempre me pregunto ¿serán ciegos sus ojos que no la han mirado? ¿Será acaso que ella no ve la poesía viva de sus ojos? Yo siempre mirándola entre fotos, teniéndola tan cerca al cerrar mis ojos, que es el único lugar donde puedo recrear su sonrisa tan libre, tan suya, tan plena... no es su cuerpo torneado y esbelto que bien honra a Afrodita, no,  lo que mueven mis manos para escribirle, es el enigma que guarda su dureza, son los miedos que lleva su tristeza, son las ganas de verla fresca sonriendo, alegre, diáfana... La entiendo sé lo frío que es el invierno aún en verano ¡maldito! Le reclamo ¿por qué los brazos de lo que anhelo se han tardado? ¿No ves lo mucho que lo estoy deseando? Y... Siguen mis días así, imaginándome entre brazos, quemándome en su mirada, matándome por su llegada... Ya no sé si tu mirada dura tan poco que la recuerdo todavía, pero te recuerdo ahí sentada en el taburete aquel en el que tu atención la absorbía el derecho y la mía la ocupaba tus gestos que cautelosamente guardaba para no perderlos, para guardarlos entre versos… pero… ¿Qué puedo esperar de ti? Tan sólo el agradecimiento de sentirte entre líneas, tú sigues ahí, en donde por mas que lo intente no te puedo alcanzar, sigues ahí tan perfecta, tan tuya. Realmente ello no me importa mientras sigas allí en donde cierro los ojos y no te puedes ir, en donde te pienso entre libros, en donde navegar por tu sur y tu norte no me cansa el cuerpo, en donde verter tus sonrisas en papel es mi mayor afecto, sin esperanzas, con el sueño aquél de que un día sin querer tú estés escuchando los que te pienso, lo que te guardo, lo que un día sin que me lo pidieras yo te escriba para guardarte en donde todos te lean y sólo yo te encuentre…

  • Autor: Alfonso del Olmo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de agosto de 2016 a las 00:18
  • Categoría: Carta
  • Lecturas: 51
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Comentarios1

  • Bernardo Arzate Benítez

    Ni hablar...como bien dice el dicho:
    El amor entra por la mirada.
    Bueno si no puede haber un relación,puede haber una bonita y sincera amistad.
    Saludos y muy bella poesía aunque parece uan poesía de un amor entre la espada y la pared. saludos.



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