Relato 1 (Una carta sin destino)

Ibañez Olmos Victor Alfonso

Recuerdo las mañanas soleadas, mis pupilas en limerencia que contemplaba tu rostro siempre que me besabas, escondidos y sometidos entre cuatro paredes de un burdo hotel, entre sabanas de mil historias, sobre camas con mil gemidos guardados (no precisamente lo armonioso de los nuestros) aquélla copa y el vino resbalando por tus labios que se conducían hacia donde los segundos se hacen memorables, en donde lo fáctico se vuelve un sueño, se volvía eterno el juego de tus caderas y el cirio que honraba aquél ritual a nuestro amor. Nunca olvido lo fascinante que se me hacía dibujar en tu cuerpo, con mis labios, con mis manos… siempre quedaban las huellas de nuestro encuentro (no precisamente los hematomas que marcaban mi espalda y tus senos) hablo de las huellas que marcaron mi camino en esta vida, hablo de los te amos que erizaban no sólo mi piel… aun no entiendo el significado real del alma pero puedo apostar que el amarte es como si se desprendiera de mi cuerpo el alma y me alejara de lo real para dirigirme a nuestra dimensión, aquella en la que sólo nosotros entendíamos el amor…. Era como si me alejara de lo que soy para servirte de alfombra, de sabana, de perfume, de vientos, de primaveras y otoños… el desnudo que veías no fue la simple acción de quitarse la ropa y tirarla en el suelo para vestirme en tu cuerpo, mi desnudez fueron las lágrimas, las risas, los sueños, y esperanzas cuando hablábamos… el concúbito para mí no fue la penetración de la majestuosidad que guardan los pilares de tus piernas, para mí fornicar siempre fue la mirada que retumbaba dentro de mi cual repique de campanas de una iglesia, tan bello se sentía que no me aturdían los reproches que tu boca expresaba, te amé imperfecta cual humano que somos, aunque me tachaste y me tacharon de loco, siempre fuiste la representación ideal de la perfección en un cuerpo y corazón… Sigue siendo difícil que lo entiendas pues, no sólo te entregue la plenitud de un sentimiento, te entregue mis defectos, temores, y hasta complejos, sé que te asustaron, aunque mis ojos no se estancaban en tus defectos como el agua de los acantilados que se quedan en un solo lugar y no pueden pasar de allí hasta agrietar el suelo y escapar sin saber por dónde huir, pero deciden salir, desprenderse de esa parte que no los deja seguir, así sucedió con lo tuyo, fue tan grande el temor de arriesgar que corriste sin dirección para regresar a lo seguro, de donde nunca debiste salir, del espacio en donde lo trillado y la rutina hacen un vals, en donde todo lo tienes sin pensar, sin perder, sin un esfuerzo, sin dudas, en donde un te amo y una caricia te garantizan las perlas y el brillo que necesitas… No fue tan malo el adiós, fueron grandes los hallazgos que hice en mí, aunque olvide escribir pensándote, lo hice hoy, no para que lo leas, sino para calmar el pecho cansado de callar lo que deseaba expresar…. Ya no es el sentimiento inefable de gritar él te amo que regaba sobre tu cuerpo, o el grito callado en cualquier sitio para verte sonreír y que esa sonrisa dibujara la mía, ya no es así, ya no sé morir por ver iluminada tu mirada, ya no sé dejar mi tiempo empeñado en tus labios para recibir granitos de ternura… he olvidado por qué te mire como lo que anhelaba, empero, tengo la noción de que fue el vacío que habitaba en mi lo que me hizo verte tan alto y ponerme a tus pies cuando el suelo que pisaba es el mismo que ahora siguen nuestros pasos en rumbos distintos, tal vez tú más feliz, tal vez mas desdichada, yo recupere lo que olvide cuando me perdí en el ardiente sol de tus pupilas, en lo febril que resultaban tus piernas, en la concupiscencia que confundí cuando lucrabas con mi necesidad de amarte…

 

 

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Comentarios3

  • María Elena

    Quedé sin palabras.
    Riquísimas palabras, tan vivazmente expresadas, que creí estar allí, en el medio, viéndolo todo.
    ¡Me encantó!
    Un abrazo

    • Ibañez Olmos Victor Alfonso

      gracias, de verdad me has dibujado una sonrisa de esas que te alegran la vida e inspiran...

      • María Elena

        No dejes de escribir, será un placer volver a leerte.
        Es como estar en la primera fila....
        Cariños

      • Hay 1 comentario más

      • WAymet

        Conozco esas ganas de calmar el pecho cansado de callar lo que deseaba expresar. Tal parece que tu carta sí halló un destino, poeta..
        No hay palabras para describir lo exquisito de tu historia.. es como volar y fundirse en ella para revivir lo que todos, en diferentes vertientes, hemos vivido.
        Sencillamente hermoso! Un abrazo.

        • Ibañez Olmos Victor Alfonso

          no tengo las palabras exactas para agradecer las tuyas... creo yo que el destino de mi carta esta en cada uno de los que al leerla les mueve por dentro...

          • WAymet

            Exacto!

          • Bernardo Arzate Benítez

            Solo te digo que la juventud se va...
            llevándose las oportunidades y los mejores amores,y encontramos la soledad con sus rumores...
            Una descripción muy cerca de la pendiente del mar.
            Saludos

            • Ibañez Olmos Victor Alfonso

              sólo nos deja los recuerdos...

              seguire leyendo sus textos... mas de doscientos...



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