Convulsión del orden

Samuel Santana

Difícil parir un pueblo en una sola

 madrugada de adoquines rotos.

Los caudalosos ríos secos

 lloran lágrimas de perlas  en medio

 de la guerra.

Pasan balas de buitres con júbilo

 de enlutados.

De raíz arranca la madre  la racha que

 pernocta entre  ataúdes negros.

Del eco profundo  la luz tomó una mitad.

El centinela,

agachado tras puertas de derrotas,

con visión taciturna sacudió  las

 mordeduras  de la diestra antes

que salpicarán alacranes las aguas.

En el inmenso tumulto y

 el espanto,

propios de días añejos,

el tiempo preguntó por la hora

 de los patriotas dolientes.

Con sus dientes

 de arcabuz oxidado,

el cura encantó las serpientes

 de la gitana solitaria.

Sin embargo,

las dejó a la suerte inigualable

 de los perros unitarios.

Los liberales blandieron

 camándulas arrendadas y

partieron los puntos de las flores

 entre ensayos iniciados y

 de regia garantía doctoral.

Soy de aquellos que,

según marca la distancia

de un ajuar apaciguado,

rondan escenarios de artistas

 corregidos por encierros

 de mazmorras bajo luces sagitarias.

Levanta los ojos y

alcanza con la diestra los vuelos

 díscolos de los filósofos de caminos

 sin ventanas ni rodillas acaecidas.

Las mejores fuentes

 son aquellas que siembran el oro

 de la geología en los puertos

 olvidados por las hordas

 del azufre y del relámpago.

Ya no me importa

 si los apandillados rompen

las cuerdas de los ecos sobre

el sol en pleno invierno y

 acompañados de flores primaverales.

La voz que salió de la montaña

 sació la sed en el río y

convenció a peces del dominio bipolar

 de los atardeceres sin frontera.

Que juzguen los maestros

si la ley contiene la simiente

 de los mercantiles orillados

 en aposentos de enfermos.

La muerte,

con sus alas rotas y desquiciadas,

solo cobra el pasaje de ida,

nunca el de regreso.

  • Autor: Samuel Santana (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de julio de 2016 a las 08:41
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 45
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Comentarios1

  • alejandro guardiola

    Poco a poco van muriendo los pueblos en medio del egoísmo de unos pocos, saludos



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