Réquiem

Estaba por finalizar el concierto

cuando empecé a sentir ese frío mortal

que me anunciaba un doloroso y mal final.

Debía dejar el escenario que me robaba el último respiro,

me quedaba sin aciertos que sintonizaran con lo que querían.

¿Cómo podía disfrazar ese fracaso?

¿Cómo podía culparlos?

Yo era responsable de esas armonías y el mensaje era claro.

Me estaba perdiendo en el inicio de la nada,

era un encuentro inútil del abandono.

Sin saber hacia dónde partía esa melodía

sin conocer las notas que seguían en aquella sonoridad extraña

ya no eran dos las muletas, eran cuatro soportes delgados que cedían.

Eran las pesadas anclas de un barco que partía

y se perdía en la bruma del horizonte.

La sala quedó vacía y silenciosa

sin el sonido terrible de las rechiflas,

valiente y angustioso encuentro conmigo mismo.

Era el fondo profundo de un silencio inadecuado

un momento inoportuno. Una estrella fugaz.

(A Johannes Brahms)