SOLEDAD QUE MATA

Ramón Olivares

 

 

 

Siento un nudo en la garganta

lleno de espinas,

quemando mis ansias, los sentidos

y mi alma.

 

Miro cada segundo que pasa

detrás del cristal

de un reloj de pared

roto y polvoriento.

 

Me duele el silencio

que mata los aullidos de la noche,

mientras una lluvia de ideas locas

limpia la ventana.

 

Mis manos temblorosas

por la ausencia del abrazo,

que entre sueños de madrugada

nos entrelaza.

 

Cierro mis ojos

buscando tu imagen grabada

en recuerdo o  melodía,

que danza entre espectros

que delinean tu silueta,

¿Y yo? Imagino besar tu espalda.

 

Al filo de la noche atormentada

observo que en el lecho,

existe un aroma más bello

impregnado en la almohada.

 

Enloquezco entre miradas perdidas

de puntos cardinales de una habitación vacía,

que implora tu voz,

tus carcajadas.

 

Si en instantes escucho tu respirar agitado

mis manos se aferran a mi cara,

para detener la pesadilla

de una locura de amor, que avanza.

 

Estás en distancias  donde el camino se viste de tristeza, llora el ave errante,

triste la sombra del pensante,

voz callada de los gnomos ausentes.

 

¿Y mis musas?

¡Muertas!

Entre rosas negras.

 

En esta soledad que mata

camino arrastrando  la pena de tu olvido

mientras la lluvia canta.

 

 

del poemario "Musas Prohibidas"

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