"Víctima de su obra como Pigmalión"

Comentarios1

• 

  Raquelinamor 11 de junio de 2016 a las 12:36

  ¡Magnifico! tema emocionante para desglosar y armar una gran novela, que bien puede resultar de éxito, a penas los sencillos versos apasionan y hacer volar a la imaginación, y por todo el placer de leerte recibe mis saludos de amor universal y una enorme Felicitacion. Tu amiga raquelinamor.

  • 

    Hermes Antonio Varillas Labrador11 de junio de 2016 a las 20:39

    La novela como obra inconclusa, cuenta con apenas unas líneas...
    Te obsequio con los párrafos iniciales para que tengas idea de su desarrollo...
    
    “La Moderna Y Admirada Galatea”
    Por Hermes Varillas Labrador
    
    Eran tiempos donde el romanticismo para quienes creían en el amor verdadero, sólo significaba una devaluada moda de antaño, sin significado, sin mayor valor o sencillamente un simple boom olvidado en el pasado, y se conocieron los dos por cuestiones inefables de las letras… Ambos soñadores y escritores de poesía. Fueron muchas las oportunidades en que compartieron pareceres acerca de la poesía, tanta fue la confianza que poco a poco fueron dándose a conocer sus facetas individuales de sus vidas pública y privada en el campo laboral, social y familiar, e incluso sus sueños e intimidades, y su nexo más importante, poder asegurar que no eran la concreción de un compromiso serio o de una sólida relación, pero de vez en cuando eran poesía, eran música, eran íntima fusión, algo misterioso y hasta mágica fue la atracción entre estos dos seres que el destino había hecho coincidir en el vasto terreno del arte y la poesía, de lo prohibido y lo profano. Perfectos extraños que los avatares del destino les permitió cotejar que poseían naturales diferencias individuales pero con mayor convergencia una cantidad asombrosa de coincidencias y afinidades.
    Y de tanto admirar su talento, sus infinitas capacidades y potencial creador, él decidió llamarle no por su nombre o su verdadera identidad, prefirió llamarle simplemente Galatea. Era en sus propias palabras una mujer muy segura, con un pasado que en lugar de marcarle fatalmente, le empujó a ocupar el puesto de anónima heroína ante tantas adversidades de la vida, mujer inteligente y sofisticada, que tras una relación bastante inestable, intempestiva e inconsecuente, ahora podía transitar mirando en lontananza aires con pinceladas de soberanía y libertad, y de sentirse totalmente independiente. La admiraba tanto que se atrevió a confesarlo, de manera bastante sutil y discreta en esas conversaciones de nunca acabar.
    Él, un poeta aficionado con signos de senilidad que ya pronto comenzaría a transitar, decidido pasar sus últimos años en la mayoría de horas de ocio, eligió el firme propósito de leer con avidez a los clásicos, y luego de tal ejercicio le nació la inquietud de escribir de manera adictiva toda una carga de experiencias y vivencias en su interviú de labores en el área de ciencias sociales, con un solo fin, no lo confesaba por su humildad que siempre le caracterizó, pero en el fondo de su ser abrigaba la esperanza de dejar un valioso recurso didáctico para sus pares y con ello poder trascender como un romántico enamorado de la pedagogía, del conocimiento, de los saberes y sabores de su misma tierra, de costumbres y tradiciones, de los aires musicales y folclóricos, de la poesía, de lo etnográfico, de la vida misma....