Un pequeño hechizo

Mi dulce damisela

a ti escribo estos versos

porque aún no encuentro

palabras en mis labios,

para explicar lo que ayer

lugar tuvo en mi corazón adentro.

 

Me dices tú a mi

que poderes tengo

para hechizarte a mi antojo,

pero sin embargo,

incapaz soy de no mirarte a los ojos.

 

Llenaste una noche vacía,

 y convertiste el sol en luna,

arrojaste luz a la sombra

e iluminaste el camino hasta tu vera.

 

No soy mas que un humano,

eclipsado por una maga

que me envolvió en un manto

del que escapar imposible me era.

 

Con suavidad me agarraste

para que de tu lado no me fuese,

 y con ternura te acercaste

a mis labios para besarme.

 

Oí los latidos de tu corazón 

y sentí tu respiración,

no podía dejar de acariciarte

tu rostro de ángel.

 

Tenerte entre mis brazos,

protegerte de todo mal,

ser tu caballero y guardián

a ti siempre leal.

 

Anhelo ver tu sonrisa,

tu cara de tonta envuelta en felicidad,

el brillo de tus ojos

y la suavidad de tus labios.

 

Hagamos que esto aquí no cese,

caminemos de la mano

por donde el destino nos guíe,

luchemos y juntos veamos

donde acabar podemos.

 

Porque en mi vida te cruzaste

y no has parado de sorprenderme,

con la mano en el corazón

a Dios pido por ti.

 

Que lo mejor la vida te depare

y sino sabe que darte,

me ofrezco voluntario 

para feliz hacerte.