El ovni. Mis historias de la mar.

eibaoga



El Ovni de Rivas y también mio

El 11 de octubre de 1974 me estrene como Alumno de Máquinas de la Marina Mercante. Ese día; zarpe de  tierra y me di a la mar lleno de ilusión y ansias viajeras, embarque en el puerto de Vigo, con un montón de libros y una maleta rebosante de ropa como si  me fuese para siempre.
Mi primer barco pertenecía a la compañía Trasatlántica y se llamaba Coromoto. No recuerdo porque motivo personal tuvo que desembarcar de urgencia el tercer oficial de máquinas, si recuerdo, que ante la inminencia de la salida del barco para Lisboa, ya no quedaba tiempo material para proceder a su relevo. Así que; en una reunión en la sala de máquinas se decidió que la guardia del tercero, la montaría el Alumno novato (y sin idea) que acababa de embarcar (ese era yo). El Jefe de Máquinas supervisaría a golpe de teléfono desde la cámara de oficiales mi bisoñez en la cosa de las máquinas, y además para aligerar más mi inexperiencia, cubriría la guardia de 8 a 12 de la mañana y de 8 a 12 de la noche acompañado del engrasador mas antiguo de la compañía, ese era Rivas, que a partir de ahí, sería mi "controlador de aprendizaje" y compañero de guardias. Así nos conocimos Rivas y yo.
Con la palabra antiguo, no me refiero a que Rivas fuese una antigualla, me refiero a que en su categoría de marinero-engrasador era el que más años llevaba en la Cía. Trasatlántica (más de 30 años), y a esa añada de trabajo, se le unía su seriedad personal, calidad humana y el conocimiento pleno de su trabajo.
Y ahora, para seguir más fiablemente esta historia, echo mano de mi hoja de servicios en lo relativo a los puertos que visitamos en este viaje a las américas: soltamos amarras en Vigo y fuimos cumplimentando el viaje previsto atracando en los puertos de: Lisboa , San Juan de Puerto Rico, Briggettown, La Guaira, Curacao, Kingston, Veracruz, Tampico, Mobile, y Puerto Plata.
Este fue el periplo caribeño y del Golfo de México de mi primer viaje, este recorrido desde Vigo hasta llegar a Puerto Plata nos llevo 52 días, en este tiempo, todos los días y  fiestas que guardar, Rivas y yo nos íbamos conociendo de 8 a 12 de la mañana y de 8 a 12 de la noche, amén de horas extras por averías o trabajos de mantenimiento.
En esas horas en las que yo iba aprendiendo y el enseñandome, además fuimos ahondando en lo personal, el sabía de mi juventud y sueños, y yo sabía de su metralla en la espalda (cosas de la guerra), de su hija y sus nietos, de por qué no quería jubilarse ..., y además sabía de su aguardiente y de lo mucho que le gustaba.
Así que nos ponemos en el día 2 de Diciiembre de 1974, ese día salimos de Puerto Plata (República Dominicana) para iniciar el viaje de regreso a puertos españoles, pusimos rumbo a Santa Cruz de La Palma cruzando de vuelta el Océano Atlántico. El 6 de Diciembre, llevábamos cuatro días de travesía, y estábamos a más de 1300 millas del Caribe y a otras tantas de las Islas Canarias, es decir; estábamos en el medio del Atlántico, y esa noche en medio del Atlántico, y siguiendo la rutina de la guardia, a eso de las once y medía de la noche Rivas subió a la toldilla de popa a tirar la basura generada durante la guardia, no habrían pasado tres minutos cuando regresó a la sala de máquinas medio sofocado:

 

- Don Eladio, venga conmigo a toldilla que hay un Ovni (lo decía en gallego).

 

Fui, y allí; como a una media milla (800 metros) a popa del barco, había una luz muy fuerte que se iba y venia a una velocidad de mil rayos, se paraba, subía , bajaba, y volvía a pararse, durante dos o tres minutos. Nosotros dos éramos unas estatuas petrificadas mirando al cielo y los únicos testigos del ovni de Rivas y ahora también mío.

 

- Rivas, espere aquí que voy a avisar a Don Juan (el Jefe de Máquinas).

 

-Ni se le ocurra Don Eladio, si cuando venga el Jefe, ya no hay ovni, va a decir que eso era cosa del mi aguardiente y de su sueño, se va a reír de nosotros y mañana somos la comidilla de todo el barco. Esto que vimos Vd. y yo, se queda con nosotros.

 

Estuvimos allí un par de minutos más, "la luz" cogió las de villadiego y desapareció. Nos fuimos a hacer el relevo sin dar más novedades que las propias de la guardia y callamos como muertos nuestra visión en toldilla. Al salir de guardia volvimos a toldilla a mirar al cielo mientras fumábamos un pitillo. Mirábamos y fumábamos sin hablarnos, al cabo de diez o quince minutos de estar allí, nos dijimos hasta mañana y nos dimos la mano. Y eso es todo, ese fue nuestro secreto, secreto que el se llevo a la tumba, y yo hoy, lo cuento aquí.


Ya sabéis, yo soy gallego y Rivas también lo era y..., "eu non creo nos ovnis pero habelos hailos".

 

  • Autor: Eibaoga (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 12 de mayo de 2016 a las 11:11
  • Comentario del autor sobre el poema: De vez en cuando y para aliviar el peso de mis versos, os iré dejando en la taquilla partes de mi vida marinera. Vida, que está plagada de la mar y sus momentos únicos. No se, si este contar mio sera de vuestro agrado, lo que si se es que nada me impide contar lo vivido. Gracias por aguantarme.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 168
  • Usuario favorito de este poema: Hugo Emilio Ocanto.
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Comentarios1

  • Hugo Emilio Ocanto

    Parte de tu vida marinera
    Síguela contando poeta.
    Es muy interesante.
    No estoy muy al tanto sobre el tema.
    Pero la verdad, tus letras atrapan a nosotros, que te leemos con satisfacción.
    Bien, poeta.
    Hugo Emilio.



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