Trufas

Rosanna Moreda


En su oda diaria al alimento

Este es el fruto que más celebra

sin saber todavía que a aquella actriz rubia

le gustaban las blancas.

Sin saber que aún existía

otra delicia,

exquisitez mayor

escondida también bajo tierra.




Quizás porque son tesoros y escasas

o rudas o terrosas,

diminutas y tufosas…

ella las adora.

Y las cocina despacio para luego

saborearlas a igual ritmo. Y piensa en el poder

de la exclusividad,

época nuestra

en que los diamantes

también se comen.



Mientras los cerdos entrenados buscan

con arte y experiencia



delicias que

nunca serán para todos

son tan costosas…





las negras, las blancas

y quizás las rojas

escondidas en las minas

a las que no llegan los cerdos

no son suficientemente

valientes.

Suficientemente capaces.




Para esto hay esclavos

que capturan lo que después masticas.

Y ríes, y echas el chicle

Para volver a comer

Escondida detrás del papel.





Pues no importa…están tan lejos

¿Y si no es verdad? ¿Y si son inventos disparatados?



Mi casa es grande y cómoda,

mi pantalla me separa del mundo injusto que comentas.

Tengo suficientes trufas

con que alimentar A mis hijos.

Mi coche es rápido y mi trabajo estable.

Soy mandrágora en mi propia tierra

pues mis raíces como veis, me delatan.

Mi marido no me abandonará





y las flores crecen en el jardín,

porque las cuidamos.




Y mi psicoanalista me cuida a mí

Y mi familia vale oro.

Así me he currado mi futuro,

a golpe de hoz



Sin deberle nada a nadie



Y mi perro, adorable,

ríe con su enorme lengua



colgando.

Y mi, Mi,

MI




Entendamos la cadena. No te comprendo

No te esfuerces tampoco en hacer que entienda

No quiero

Oír

Ni sufrir

Vine al mundo a vivir por eso



sólo Espero…en vacaciones…

poder al fin

Probar

Las frutas (o eran trufas?) rosas.

  • Autor: Rosanna Moreda (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de mayo de 2016 a las 12:25
  • Comentario del autor sobre el poema: Publicado en noviembre del 2012 en mi blog: http://rosannamoreda.blogspot.hu/2012/11/trufas.html Aunque parezca algo raro, este poema surgió años después de escuchar una entrevista muy tonta a Gwyneth Paltrow en la tele, donde declaró en un español casi perfecto, que le fascinaban las trufas blancas. La semilla del poema estaba ahí, cómo la sofisticación puede causar tanto placer como ceguera. Y no es que tenga nada contra las trufas blancas, que por cierto me fascinan también. Solo que no me puedo permitir comerlas con la frecuencia de "aquella actriz rubia".
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 19
  • Usuario favorito de este poema: Armando Luna Pineda.
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