Un espejismo del ayer me acobardó.
Sin resistir, miré atrás.
Te vi volver. Quise correr.
Caminaba las curvas del dolor.
Envuelta en las telas
del pasado y del adiós.
Estática, desmemoriada
pero aún recordando los errores
estampados a fuego hiel.
Enjüago el llanto de mis ojos.
Espinas que erizadas se clavan
en mis manos sangrantes.
Un corazón herido calla.
Un beso desteñido sobre tu boca.
Un deseo encasillado se borra.
Te deshojas lentamente.
Me ahogo en tus silencios.
Somos música olvidada.
Un espejismo del ayer
sin futuro ni horizonte.
Somos mochila agobiada de cargar.
Dejar partir
Correr al fin
Decir adiós
Comentarios3
Precioso
Muchas gracias Pedro!
Saludos
Un hermoso poema que demuestra la sabiduría de tu mano en tus versos, estimada Marina..
Un placer leer tus bellas letras...
Un abrazo de amistad...
El Hombre de la Rosa
Muchas gracias por tan lindas palabras Hombre de la Rosa!!!
Cariños
Hermosos y delicados versos, amiga. Siempre es un gusto pasar por tus bellas creaciones.
Cariños.
Ruben.
Gracias Ruben!!!
Un placer saber que estás ahí.
Saludos
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