Mi amigo Abrael cap. III

Ryu.

Pasamos toda la tarde buscando a quien la toña había visto y que había confundido con mi padre,

No encontramos nada excepto ese olor a puro y ese extraño frescor que sentía nada más entrar a mi casa.

La toña nunca más regreso, ni que fuera por estudio y me lo dijo bien claro “Cuando querrás cobrar tus tutorías me avisas pero en tu casa jamás cogemos de nuevo” gritándomelo a medio pasillo.

Mi carrera había entrado en una etapa de mucho estudio y los desvelos eran habituales, ya hace tiempo que me pasaban cosas que daba como normales pues las asumía a mi madre, cosas como quedarme dormido en sima de mi mesa y amanecer con una frazada en la espalda, o un vaso de agua en mi escritorio que nunca había traído, quedarme dormido en el suelo mientras estudiaba y amanecer en cama sin zapatos etc. Etc. Además nunca me enfermaba pero ni de gripe , cuando niño visitaba a mis amigos que tenían varicela o zarampion para que se me pasara y asi faltar unos días a clases ,pero nada nuca cogi nada ,Eran cosas no muy sospechosas pero que siempre pasaban.

Un día después de devanarme los sesos en el parcial de solidos regrese a casa solo viendo mi cama para recostarme eran alrededor de las 5 de la tarde y el cansancio me ganaba lance los zapatos a un lado y me desplome después de un rato perdí la conciencia y dormí profundamente , me despertó una mano tocándome la cabeza pensé que era mi mama quise darme vuelta para verla porque era mi costumbre dormir boca abajo , cuando lo intente una fuerza descomunal me oprimió contra la cama impidiéndome voltear estaba desesperado quería gritar y no podía mi cuerpo solo respondía a patalear , sentí como alguien se acercó a mi oído y susurrando una voz profunda y cavernosa me decía “ no tengas miedo no te are daño deja de pelear “ el miedo me paralizo ya mi cuerpo no respondía sentía mi cabeza explotar por el peso de aquella enorme mano que me seguía oprimiendo contra la cama, quede inmóvil como una tabla y poco a poco el peso fue cediendo hasta dejar de sentir el peso de aquella mano .

por fin pude voltearme y no vi nada no había nada en mi cuarto mis ojos me decían que estaba solo pero tenía en mi pecho esa impresión que hay algo con Tigo ahí mismo , el corazón quería salir corriendo y yo detrás de el pero las piernas me lo impedían , jadeaba como perro en el parque a medio día, no tenía control de mí , no sé cuánto tiempo pase sentado a la orilla e mi cama sin poder levantarme , cuando el sonido de la motocicleta de mi papá me hizo regresar a mi realidad ,abrió la puerta con el grueso manojo de llaves que solía andar ,saludo y desde mi cuarto aun sentado le conteste , eso le debió de haber parecido extraño ya que para mí cada vez que mi “Ruco” llegaba a casa era una alegría y salía a su encuentro , así que se dirigió de inmediato a mi cuarto y me pregunto hijo mío estas enfermo , mis ojos estaban puestos en una esquina de mi cuarto y gire a verle no le dije con la cabeza , él se acercó a mí y puso su mano en mi frente “por dios Cipote estas helado como muerto , parecería que hubieras visto al mismo demonio “ mis ojos debieron haberse agrandadado de una forma descomunal cuando pronuncio esas palabras por que vi la impresión de angustia en los suyos y cambiando la voz me dijo “Al fin lo viste, supongo que algún día tenía que pasar , tenemos que hablar pero no aquí vámonos antes que regrese tu mamá …..

Un silencio, todo se quedó callado.” que quieres una invitación cipote, apúrese levántese que hay mucho que contar “

  • Autor: Ryu (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de abril de 2016 a las 11:32
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 17
  • Usuario favorito de este poema: nelida moni.
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios1

  • nelida moni

    Qué sabrá el padre de este ente?, me atrapa, por más que redunde en el vocablo
    Un abrazo y mi afecto Ryu
    Nélida

    • Ryu.

      Que gusto que sigas mi relato te prometo que el resto te gustara aun mas digamos que esta era la parte aburrida

      un abraso mi querida amiga



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.