La casa blanca

Santiago Miranda

Cada uno lleva su casa. blanca
del campo a la ciudad o a los quietos lagos
de la montaña al destierro de los años
cada uno la pinta a su gusto
con lo que la tierra le pudo dar
las manos en el tarro y a la obra
(si es que tuviste tierra fuera de casa)
a veces la grasa negra o la sangre de los riachuelos
es más accesible; lo único asequible
a veces es mejor dejarla
envejecer de polvo

 

Cada uno maderos carga
cada uno decide si crucificarse
o entregarse a las llamas
o solo martillearse las yemas con los clavos
si es que estas de pronto deciden irse
armar un columpio y balancearse al cielo

o quemar un puente, sobre un lago, sobre un mundo
(para quedar solitario y lejos. lejos. solo)
o amoblar una linda cerca blanca
y quedarse en la estancia alba permanente

 

Allí encontraremos lo perdido
tras los blancos portones
mas allá donde cimbrea el alto trigo
espera, espera, espera
pacientemente tu familia
(como tú la concibas
siempre estará presente)
con el té servido
y el pan caliente
desenterrado a los muertos
animales, fantasías y fantasmas
nadie se pudre, todo es finalmente eterno
con la gente que vive en la dimensión
de lo imaginado
y no por eso es menos real

 

(recuerda;
el verbo carne fue palabra
pero antes fue silencio)

 

La casa tiene un patio
tras del cual hay un roble alto
un manzano y un peral
un palto que será mi predilecto
donde el patio tiene una casa
donde yo habito todo el tiempo
un columpio para nuestro niños
que quizá jamás tendremos

 

Hay vacas blancas ordeñando
blanca leche y mantequilla
pastosa calma hay en la casa
blanca espumas las almohadas
y las ovejas que sobrevuelan
protegiendo nuestro sueños

 

 

Pero dicen que algo se acerca
(algo casi como el clima)
y se vuelcan las cubetas llenas
cubriendo el campo de blanco

intentan quebrarnos los pestillo
y mi cama ya no es segura
tu vientre es muy pequeño
para mi cuerpo

 

Así que me quedo esperando
en el sillón que da la vista
a la puertas (abiertas)
y nada (nadie) pasa
excepto que los pececillos del colgante
bailan con la tierra
cuando llega a saludarnos

 

La casa fué madera
aunque ahora es concreta/o
mi casa siempre será madera en el recuerdo
y siempre estaremos juntos
tomando-té-nos reímos
dejando que la loza se acumule
en cerros y tus gatos corran
y yo estornude por la alérgia
y nadie le importe nada del mundo
y nos encerraremos
(soplando harina de las paredes
jugando a que todo es en serio)

y sobre las nubes
mas altas que el cielo
donde las casas son todas blancas
despertaremos

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  • Autor: Santiago Miranda (Offline Offline)
  • Publicado: 21 de abril de 2016 a las 17:04
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 534
  • Usuario favorito de este poema: nelida moni.
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