La dama de la noche y el poeta de las diosas

orlandomagno

Ella gritaba en su alma a través del silencio; mientras mis besos le quemaban la piel. Esos tristes besos del silencio que ya no eran verdaderos. Tan solo peces dorados nadando en mi imaginación; al mirar los ojos del poeta, el escalofrió de su tristeza embriagaba mi alma.

Con esa confesión no quise preguntarle nada. Sin embargo el prosiguió su relato. Ella como las doncellas de la noche, surgía de los hermosos bosques del sector, su automóvil como ráfagas de fuego, pero tan silencioso como el engaño, aparecía en medio de la nada.

Sus ojos celestes y su cabello rubio, parecían como si el fuego del infinito universo y los océanos de la tierra se hubieran unido sexualmente, y de ellos hubiera nacido ella.

Su boca rojiza como las rosas, su piel como las cordilleras, y sus cabellos como fuertes caballos indomables, se mecían en su cintura. Cada vez que salía del automóvil, luego me extendía sus brazos, y yo semejante a los niños me aferraba a su pecho.

La riqueza en su mano derecha, el amor en la izquierda, y mis miradas en su corazón.

Orlando decía ella ¿Me amas? Preguntaba sin cesar. Si. Desde que tus ojos vieron la luz del día y el firmamento de las noches te hizo mía. Claro que sí, ¿Porque lo dices amada mía? Contestándome me dijo: Porque a veces siento que me extrañas, que bebes mis palabras y al suspirarlas no puedes olvidarlas.

Una noche vendrá cuando el país deba abandonar, entonces el amor celestial en medio de la nada yacerá, semejante al cadáver de las melancólicas manzanas que no tienen quien las beba. Amarte puedo, pero tenerte a mi lado es imposible, el éxito de mi demanda lo contrario.

Sonriéndole le dije: deja que tu alma vuele cual ave infinita en medio de las aguas, sin embargo deja que esta noche seas mía. Cual sirena nadando en medio de mis ojos se sumergió entre mi piel, y me hizo fundirme entre el infinito universo de los océanos terrestres de su ser. Después desapareció con el empresario.

Mire al poeta y no logrando contener la risa le pregunte ¿Y esto es motivo para que brillen de tristeza tus ojos? El poeta me contesto, la tristeza es que la nueva doncella vuele tan lejos que las alas del viento, rasguen sus vestidos y tan solo me dejen su aroma.

De repente una mujer más joven, su bella novia, una dama exitosa, amante del poder y las letras; meció suavemente sus mejillas en la boca del poeta y le dijo: el éxito demanda de mí lo contrario, a mi lado te quiero. Entonces levantándose me miro, y con una sonrisa me dijo el poeta: 

¿Y esto es motivo para que brillen de tristeza tus ojos?

La última noticia que tuve del poeta, fue que mientras ella escribe tiernas poesías y administra sus negocios, él bebe su vino alejado del bullicio, y dedicado por completo al ocio de la contemplación; escribe estos poemas ¡Y yo su poema, doy fe de haber sido escrito por su mano!. 

Autor José Orlando Melo Naranjo – Bogotá – Colombia.

 

  • Autor: orlandomagno (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de abril de 2016 a las 18:51
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 164
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