Oración Primera

miguelhernandez

 

El pueblo era una marca en el tiempo,

profunda y circunstancial como las heridas

que cierran su boca de vez en cuando,

para advertir que la noche en la memoria

alumbra la desazón.

Así nos acostumbrábamos al sueño largo,

al tranco lento, y a combatir las horas

con una vejez profetizada, desposeída

del fresco de la sombra en el pedregal,

digamos, una nueva antigüedad.

 

El sol nos iba creciendo casi sin brillar,

y a poco, era una mole de la altura

pesada y cancerígena en la soledad

de los patios poblados de hornos,

y gallinas como malvones.

Era verano, y también era la luna llena,

como que a veces, era otra nostalgia

bailando escurridiza en los vaivenes

del trompo y la hamaca de rueda,

cansados de tanto morir.

 

Venga a nosotros el río

así en el tiempo como el recuerdo,

venga a nosotros el cerro

con un poema de uranio

y una lágrima de espuma,

para saldar la congoja

de tanto abuelo perdido,

y que se haga la voluntad;

la de ustedes y la nuestra

de vivir haciendo historia,

y de saber que estamos vivos

 

Rezábamos la noche detrás del vino,

como embrujados por la jarilla ausente,

como detrás del galope de un centauro

propietario alado del sur y del oeste.

Rezábamos y era costumbre no volver

sobre los rastros quietos de la esterilidad,

porque la noche era un misterio de ida

profundo y santificado desde la muerte.

De arriba nos contemplaban los más ancianos,

de abajo los jóvenes no nos comprendían,

como si alguien hubiese encendido una trampa

para encerrarnos, para volver a callarnos.

O tal vez como si alguien con el pulso muerto

hubiese afirmado que ustedes y nosotros

no podríamos ahogarnos en la vejez

o en la serena firmeza de los recuerdos.

 

Perdónanos nuestras deudas

como nosotros aceptamos

el manejo y el despojo

que nunca nos preguntaron,

y no nos dejes a la deriva

como a los camalotes,

en la angustia renovada

de este absurdo anecdotario;

líbranos para ser libres,

y no nos dejes caer

en el abrazo distante

de no volver a encontrarnos.

 

 

Miguel Hernández De “La Creciente”

  • Autor: miguelhernandez (Offline Offline)
  • Publicado: 5 de abril de 2016 a las 01:27
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 15
  • Usuario favorito de este poema: Dulce.
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Comentarios1

  • Dulce

    Tiene nostalgia, generosidad en la mirada, naturaleza viva y una plegaria nueva, te felicito, saludos.

    • miguelhernandez

      Muchas gracias, Dulce. Saludos.



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