Soy el polvo
y la suciedad.
Miro atrás y
me destrozo,
como la columna de sal
inmemorable acto,
sucumbo ante la atrocidad
de la permisiva integridad
de pobre inocencia,
de un joven trastornado
por la persecución
y absurda acción
del pobre niño indefenso.
Simplemente sucumbo.
Comentarios1
HERMOSO Y TRISTE
mi afecto amigo
Nélida
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar [email protected] Regístrate aquí o si ya estás [email protected], logueate aquí.