Manos peregrinas

carlos obeso

Mis peregrinas manos recorrieron

tu cóncava cintura

las caderas convexas

los campos de piel dorada

bendecida por el sol.

Mechones de pelo

que dormían acunados

con el susurro del viento;

pechos indomables

desbocados por el roce 

de la yema de los dedos;

desfiladeros profundos

esculpidos en los muslos

celadores del valle;

empapado sendero

evocando la lluvia

tras la tormenta del deseo.

 

Fueron estas manos peregrinas

las que ungieron tu reino

sanando tus heridas

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