MUJER FUEGO...

MUJER FUEGO...

Estoy enamorado de las mujeres fuego, sí, esas locas, enfermas y obsesionadas con el amor propio y la muy poca pulcritud de sus acciones.

Esas mujeres que se pasan días y noches obsesionadas pensando en la palabra del hombre aire; de ese idiota que llega a sus vidas de un momento a otro y de la misma manera se va, sin avisar.

Esas mujeres de palabra firme y corazón de hierro que por más que intenten dañar, siempre se mantiene completo, en forma y está listo para amar, sin pensar, sin querer, sin esperar.

Estoy enamorado de las mujeres fuego, de esas pobres, ajenas y pecadoras almas de bipolaridad, de criterio creado a base de besos y lágrimas, de caricias en el alma y suspiros con olor a almendras y esperanza.

Estoy enamorado de las mujeres fuego, mirada de cuarzo de luna, ojos de esmeralda, boca terciopelo, que te consumen con la lava que brota de su sexo y te llevan a la gloria sin una sola palabra, suave, despacio, cielo.

Estoy enamorado de esas locas anarquistas que no se desploman ante almas vacías, esas que siempre gritan, pelean, arañan y escupen verdades con sabor a libertad.

Estoy enamorado de esas mujeres fuego, imperfectas de figura, de mente retraída y enojada por el recuerdo inconsciente de siglos y siglos de vidas pasadas, atadas, doblegadas por el amor que brindan, por la fuerza que no tienen, por la energía que les sobra, por el cachito de dios que le regalan al universo cuando sucumben ante el deseo del hombre aire para dar vida.

Estoy enamorado de esas idiotas, sensibles, crédulas y dañadas almas que luchan por su independencia emocional, que de la nada y sin importar la hora del día se convierten en unos monstruos devora libros, escupe sangre, megáfonos de maldiciones y mentadas de madre, lengua de zafiro que provocan escalofríos y te hacen sudar hasta en sueños.

Estoy enamorado de las mujeres fuego, esas que llegan sin querer a partirte el alma y revolverte la vida, que jamás se alejan sin antes marcarte con silencios, renaciendo de las cenizas de tus heridas, alojándose en tu pecho y haciendo una fiesta interminable de hormonas, celos y amor en tu cerebro.

Estoy enamorado de las mujeres fuego, de esos volcanes de alegría inesperada que se encuentran en peligro de extinción, que te derriten la piel y te envenenan con el más puro, insoportable e infinito amor la sangre y el corazón.

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