Dos Romances En La Sombra

Fantasma de Nadie

A Miguel de Unamuno

Puñales tienen los hombres
Encartados en el pecho.
De vez en cuando los sacan
Y atraviesan otros cuerpos.
Mirándose fijamente
Se vengan con golpes fieros.
Malditos puñales, filos
Infinitamente negros,
Elementos transformistas
De los vivos a los muertos.
Mirándose fijamente
"Viva la muerte" dijeron.
¿Recuerdas que lo mataron,
Recuerdas que fueron ellos?
Mataron a Federico
Por su condición de eterno.
De noche les atormentan
Los fantasmas de su verso.
Ay, Miguel, les apoyaste,
Sus puñales eran frescos.
Ay, Miguel, les apoyaste,
Después de lo que le hicieron.
Ay, Miguel, les apoyaste,
Ay, los asesinos esos
A los que apoyaste entonces
Ahora te están maldiciendo.

La Vida Insana

Me he criado con el plato
Lleno de hambre y de miseria,
Y no tan pobre de espíritu
Como lo soy de cartera.
La vida me ha sentenciado
Al robo y a la cadena,
Al cigarrillo afilado
Y al cubata de ginebra.
Lo siento, madre, lo siento,
No soy bueno, ¡Quién lo fuera!
Por los días me flagelo,
Por las noches voy de fiesta.
Sé que esta vida no es mala,
También sé que no es tan buena
Como dicen. Tengo llagas
Hasta en las ojeras negras.
Yo sólo soy un esclavo,
Un adicto, un comemierda,
No digáis que escribo versos,
Sois vosotros los poetas.
Sois vosotros esos hombres
De oficina, esas doncellas
De palacio, yo ese inútil
Que, de botella en botella,
Besa cuerpos por las noches
Sin saber ya ni qué besa.
Ojalá otra suerte echara
Su miel sobre mi cabeza,
Que me ha tocado vivir
Bebiendo sal de la tierra,
Secando tabaco aguado,
Robando comida y cena,
Desayunando mentiras
Para vomitar las penas.

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