Entre tanto, el estafador delata.

Alfomega

Los niños aprenden a leer

las ancianas cruzan la calle

en la avenida un perro suelto dispara la plaza

el helado más barato

el kiwi fuera de estación

una huella de mi destino

y el guardaparque en el bolsón,

una viuda que entristece,

quien ya no tendrá más dinero en su cuenta.

 

El señor que espera desde arriba

que sus monaguillos delaten al cura

por abuso sexual frente a la capilla,

un anciano que tiene de más

en el bolsillo

por acudir a una tregua

multimillonaria

durante

la

guerra

de

1949.

 

Entre tanto, el estafador

me delata por utilizar su historia,

yo abuso de su mal karma

y me escondo tras el delantal de la cocina,

pues espero lavar un poco de mis residuos orgánicos

llevándolos por la mañana,

al cesto de la sombra y

cubrirlo con un poco más de agua potable

de la canilla

de mi casa.

 

Una niña le pregunta al padre,
¿es que usted no fumó nunca?

el padre que le dice:
yo lo hice cuando no estaba con mamá.

 

No hay más prisión.

  • Autor: Alfomega (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de febrero de 2016 a las 19:16
  • Comentario del autor sobre el poema: Leí una historia de un cura argentino que estafó ancianos en Italia. De allí el disparador del poema. Abarca un poco la cotidianidad. Un mínimo cambalache ruso.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 26
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