Nuevo poema (editado)

Soy el exiliado de algún sueño imposible.

Los abrazos que acudieron como oficio de los dioses,

hoy son  parcelas divididas,

o tiendas de pájaros madrugadores

para la venta o resurrección.

Quítame este extraño traje de luto,

ampárame

hasta borrar el mendigo que hay en mí.

Ayúdame a verter mi pequeña cosecha

en una tierra que no duela el alma.

Has que tu luz,

ahora velada,

me impulse a salir del pozo de silencios,

y me cubra con su caudal para obtener nuevas razones,

y yo pueda sostener, otra vez, tu cabeza magnífica

entre mis manos.

Ahora sueña mi nombre.

Dilo.

G.C.

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