LOS PIES DE ULISES
Fui devorado por el mar,
pero mis pies memorizaron Ítaca, su hierba y el misterio condenado a mí.
Por ellos regresé multiforme y primitivo de sandalias.
Allí, velaron mi nombre una y mil noches, bajo las estrellas y cerca del Egeo.
Alguien rozó la sagrada marca en mi piel y preguntó:
¿Quién eres?
Sólo mis huellas, arquitectas de infamias, reposaron en paz en salinas aguas,
olvidaron la resina de las zateras y dejaron de oler a maderos.
A expensas del mundo mis plantas buscaron las sombras y otra voz delató:
¿Dónde irán tus pies?
Y vinieron hacia mí los naufragios y los vientos.
Yo, soberano en intrigas, no pude contra mí y me pregunté:
¿Quién me recuerda?
Y el mar rugió memorioso desde la alta orilla.
Angela Gentile
- Autor: ANGELA BERISSO ( Offline)
- Publicado: 29 de diciembre de 2015 a las 22:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: REFLEJO DE SOMBRA, Delirio_, ValeriaCastillo.
Comentarios2
Hermoso poema, coherente y bien fluido, amiga si estuviera en un auditorio te aplaudiría y te elogiaria de pie y con el corazon hinchado...muy bueno
Muchas gracias a veces mi inseguridad me limita. Pero realmente agradecida
con todo gusto fue un placer leerte y no permitas que la inseguridad te limite ten confianza en ti misma y para adelante ¡tu puedes!
Un deleite leer letras dedicadas a la mitología y especialmente a la figura de Odiseo y su legendario regreso a Ítaca. Bienvenida poetisa Ángela Gentile a este ameno portal.
Un humilde obsequio a propósito de ese personaje...
¿No siempre se cumplen las promesas juradas?
“Promesa Rota”
- Hermes Varillas Labrador
Hay promesas de amor
que es necesario cumplir
si se jura fidelidad
inclusive hasta morir.
Juras a un Dios Eterno
agradecido por vivir
en espera de sus dones
y nos pueda bendecir.
Hay promesas de retornar
cuando se tiene que partir
lo que nos hace recordar
que regresar es revivir.
Le ocurrió al gran Ulises
lejos de Ítaca fue a combatir
a pesar de haber triunfado
su regreso fue un castigo vil
doce trabajos su reto
y no los pudo diferir.
Perdón por prometer
y sin ánimo de reír
mi promesa fue distinta
y sin deseo de mentir
Prometí no volverte a ver
tampoco volverte a escribir
tus hermosos recuerdos
me vuelven a seducir
ya ves qué difícil resultó
y ahora no sé qué decir
Que una herida de amor
era fácil de sanar, creí
si no se volvía a tocar
pronto la podía corregir
Que equivocación la mía
de esta experiencia aprendí
no es el tiempo el que sana
el afecto te ha de contradecir
el amor es fuerza suprema
y a cualquiera hará sucumbir.
En San Cristóbal “La Ciudad De La Cordialidad” del estado Táchira, Venezuela
De mi humilde autoría. Sin derechos reservados, sino derechos compartidos, bajo licencia copyleft.
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