Tomas y Julia (Cuento de Navidad ) Reedición

Ramón Bonachí


Tomás era una buena persona, pero lleno de manías y miedos que lo hacían parecer siempre un poco raro o antipático a la vista de los demás.
Una tarde fría de Diciembre, salió de la oficina con su bufanda, su abrigo y un sombrero que le tapaba su espléndida calva, era sábado, llegaba por fin el descanso semanal.
Salía contento de la oficina, había cobrado la paga de Navidad y se dirigía a su casa para comunicarle a su mujer que este año habría pavo para comer y juguetes para sus tres Hijos pequeños.
De pronto en una esquina, se encontró una viejecita acurrucada tapándose del frío, a su lado, un vaso de plástico que sujetaba un papel donde ponía;
- Dios quiso que naciera pobre y cómo fue su voluntad nunca me queje, si a usted le concedió lo que me negó a mí, le ruego tenga compasión, deme usted una limosna y le estaré eternamente agradecida.
Tomás solo se paró para leer lo que ponía en aquel papel, con sus miedos no estaba dispuesto a sacar el dinero que había cobrado, no se lo fueran a robar y susurró como muchos.
- Para que se lo gaste en vino mejor me lo quedo yo , acto seguido se alejo de allí .
Al poco rato se dio cuenta que un hombre le seguía de manera sospechosa, el hombre que le seguía “un tipo sucio sin afeitar y muy andrajoso” empezó a acercarse tanto que apenas les separaban unos metros, Tomás asustado, empezó a caminar deprisa y más tarde a correr con la intención de perderlo de vista.
Preocupado de que no le atracara, buscaba como salir de aquella calle llena de mugre donde se había metido , ansiaba encontrar una salida que lo llevara al portal de su casa, pero sin darse cuenta la calle se le hacía más estrecha y la salida no aparecía por ningún lado.
El miedo empezó a invadirle y sin darse cuenta se metió en un callejón sin salida, miro hacia atrás y vio como aquel hombre seguía siguiéndole , el corazón de Tomas latía al máximo se quedó sin calle, no podía huir de su perseguidor, sus manos empezaron a sudar, el miedo no le dejaba respirar y haciendo un esfuerzo grito.
-¡Socorro socorro, no se acerque más a mí!
Aquel andrajoso maloliente y con tan mala pinta grito sorprendido.
-¡Pero hombre de Dios, que le ocurre, por qué pide socorro y por qué corría tanto!, intentaba alcanzarlo y a poco de lograrlo empezó a correr y casi lo pierdo de vista, menos mal que se metió en este callejón por error. Lo estoy siguiendo desde que paso por la esquina donde está mi hermana,al pararse delante de ella no se dio cuenta y se le cayo la cartera de bolsillo del pantalón, ella la recogió, vio que había mucho dinero y me pidió que lo buscara para devolvérselo.
Tomas se quedó de piedra, no sabía qué hacer, perdió su miedo pero su vergüenza no le dejaba ni hablar, no tan solo había sido incapaz de dar una limosna sino que encima había sacado conclusiones erróneas de una persona y la había juzgado cruelmente por su estado de pobreza.
Tomás se hecho a llorar , y casi al instante se abrazó a aquel hombre sin parar de decirle.
- Perdóname perdóname,me confundí, pensé que me querías atracarme por eso intentaba huir de ti,gracias por devolverme la cartera en ella iban las ilusiones de mi familia.
- No me la des a mí-, le contesto el vagabundo, - dáselas a mi hermana, es ella quien recupero tus ilusiones.
Tomás intento por todos los medios darle algo de dinero pero este le volvió a decir que solo hizo lo que su hermana le había pedido y no acepto nada.
Tomas tras darle otro abrazo y despedirse , decidido volver rápidamente hacia la esquina donde había perdido su cartera y donde se encontraba aquella viejecita que en un principio apenas había mirado, pero aquella anciana ya no estaba en aquel lugar, cabizbajo se dirigió a su casa y le contó a su mujer todo lo que había ocurrido.
La noche se hizo larga pues no hallar a la viejecita dejaba a Tomás decepcionado por no haber Podido darle las gracias.
¡Al fin amaneció!, era Domingo y como cada domingo tocaba ir a la iglesia, bien vestidos y aseados,Tomás sentía verdaderas ganas de ir para agradecerle a Dios la suerte del día anterior.
De pronto, llegando a las escaleras de la iglesia, a Tomás se le puso la cara como si hubiera visto a la mismísima virgen.
-¡Dios mío es la anciana de ayer!- exclamo, sus hijos no sabían a qué venía aquello y vieron como su padre se dirigía a ella con lágrimas en los ojos, lloraba, pero era de felicidad por haberla encontrado.
Esta vez la miro se acercó a ella , le toco la mejilla y deposito en su vaso todo el dinero que tenía ,Julia, que así era como se llamaba aquella anciana levanto los ojos y con una alegre y cálida sonrisa le dijo.
-Hola hijo, ¿te devolvió mi hermano la cartera?
Si señora sí, me la devolvió, y gracias a usted podrá disfrutar mi familia de la Navidad, quería agradecerle desde lo más profundo de mi corazón que su hermano me devolviera la cartera.
Julia aún tenía una sorpresa más que darle a Tomás.
-Hijo me haces un favor.
-Por supuesto pídame lo que quiera.
-Serias tan amable de coger una moneda de las que me diste y encender una vela en la iglesia.
- Pero mujer, para que quieres que encienda una vela por ti si el dinero te puede ser más útil.
- No quiero que la enciendas por mi, quiero que la enciendas por ti , a mí Dios, me hizo rica en la pobreza pues me concedió el don de poder ayudar, y eso no tiene precio , pero tú necesitas encender una vela para que te dé el don de no olvidar nunca que también puedes hacerlo.

Así termina mi cuento, yo no sé si Tomás tomo nota de todo aquello, yo cuando veo un pobre en la calle siempre suelo dejar algo sin pensar en cómo se lo va gastar, gaste como se lo gaste yo me siento satisfecho de mi gesto de buena voluntad, y siempre que voy a la iglesia enciendo una vela para que Dios me siga dando el don de poder ayudar.

  • Autor: RamonFotopoemas(cuartel) (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 8 de diciembre de 2015 a las 22:30
  • Comentario del autor sobre el poema: Un cuento de Navidad que hice hace unos años, para estas fechas de navidad es idóneo,
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 83
  • Usuario favorito de este poema: El Hombre de la Rosa.
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Comentarios2

  • Decepcion

    Gracias por compartir tan lindo poema navideño.

    Saludos

    • Ramón Bonachí

      Gracias a ti por comentarlo, un fuerte abrazo.

    • El Hombre de la Rosa

      Bien escrito tu preciado y bello cuanto de Navidad estimado poeta y amigo Ramon Bonachi
      Un placer leer tus letras...
      Un abrazo de sincera amistad
      El Hombre de la Rosa

      • Ramón Bonachí

        Gracias un día más Crispulo por comentar, un fuerte abrazo mi querido amigo.



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