EL ESPEJO

Rafael Pablo

 

Murió un día de
difuntos.


Para no ser
olvidado.


Y los cipreses
lloraron.


Por el fango y el
agua estancada.


La comitiva
pasaba.


Que triste es
perder la
vida.


Que triste la
despedida.


Su amor de
cuando
vivía.


Muerta en vida
lloraba.


Lo que sentía y
callaba.


Y murió el día en
la noche.


Y la noche en la
mañana.


Mas el difunto
vivo seguía.


¡Qué triste! es
perder la vida.


¡Qué amargo!
este silencio.


Llorando de
felicidad.


Que le daba su
soledad.


Soñando que a
su amada
besaba.


El difunto vivo
pensaba.


Que triste está
mi amor.


Por mi que ya
no soy nada...

 


Rafael Pablo

  • Autor: Rafael Pablo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 22 de noviembre de 2015 a las 11:43
  • Categoría: Fantástico
  • Lecturas: 121
  • Usuarios favoritos de este poema: Mayling, E Steel.
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Comentarios1

  • YA SABES QUIEN

    Bravo, muy buen poema.

    • Rafael Pablo

      Gracias Hector



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