EL ALMA

Soledad, dama del cansancio.
Fiel compañera de la escritura.
Amante de los sueños que perduran,
en la inconciencia del espacio.
Mientras tu sombra duerme en mis brazos,
sujeta la ansiedad de la ternura,
vigorosa silueta e la hermosura,
y esperanza que agiganta los pasos.
Pero aùn, no estoy sola en el silencio
que vence la melancolìa de la espera
y paga la inquietud de noches sin precio.
Acogida de la inmensa niebla,
cuando hallo el sol, el consuelo,
siento que alguien aquì,tiembla.
LUCIA

Tal vez me dicte mis versos
el alma que aun siendo ángel
está dormido en mi huerto,
Quizás, sean sus brazos leves
los que toman la mía en andas
para llevarme por sendas y lomas,
para traerme una brisa del cielo
para besarme en silencio de palomas.

Tal vez me dicte mis versos
el alma que aun siendo ángel
está dormido en mi huerto,
Quizás, sean sus brazos leves
los que toman la mía en andas
para llevarme por sendas y lomas,
para traerme una brisa del cielo
para besarme en silencio de palomas.

Surcan fantasmas o recuerdos,
en el alma del poeta,
sombras que forman siluetas,
que lo llenan de tristeza.
Visiones paralelas donde crea
versos, que alimentan la nostalgia,
que labran el silencio,
de una mirada petrificada,
en una página limpia –blanca-.

Podría escribir tantas cosas
de la soledad, el alma, las sombras,
los fantasmas de tristezas, la pena,
sólo el verso se entretiene en los lazos
de la palabra del ángel que sobrevuela
entre los besos del verbo de un poema.

De un poema que languidece triste
entre las hojas mustias de un escritorio solitario
Entre sus páginas amarilleadas por el tiempo y el olvido
han quedado guardados tantos recuerdos
de un alma que clama por abandonar este silencio
que lastima y reclama a gritos un lugar donde alojarse.