Quejío

Adolfo Lisabesky

Y cuando todo sea ocaso,
cuando la voz sea un recuerdo,
tu mirada un espejismo,
los detalles de nuestras luchas,
puro tintineo infantil.

Por entonces no habrá llanto
que nos contenga,
ni prisa que nos aguarde,
seremos sombra de la nada,
viajeros de la odisea no contada.

¿A quién amargamente
relataremos nuestros fracasos?

¿Debajo de que horizonte
desentrañaremos la utopía enmarañada?

Donde el hombro,
fue un hombre mirando al trasluz,
Tú y yo seremos sombras esperpénticas
de lo soñado,
de lo vivido a tientas

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