Soliloquio del robot

Oscar Perez

Soliloquio del robot

 

Porque soy un robot, por eso lloro,

porque las máquinas traen pena propia,

un cierto parpadear cuando no miras,

un crujido de más cuando no vienes o te marchas.

Porque al final no soy sino un pedazo

de fierro y de motor con vencimiento,

con plazo para andar, con mecanismos

para un día final dejar de hacer mi parte.

Y en tanto, ya lo ves, sonrío, cumplo,

entrego mi producto, doy mi cuota

de sangre y de sudor entre tu gente,

realizo mi labor desde que enciendes

mi mañana hasta que el click o el off de siempre

me dan por suspendido hasta la próxima jornada.

Pero no es tanto así, porque es entonces

que más soy un robot, que más te pienso,

en esas horas muertas en que bajas

mis brazos para irte hasta tu casa,

en que me quedo aquí, no sé en qué parte,

pues no sé dónde estoy ni qué año es este,

en que me miro abrir mis ojos circulares

y observo tu ciudad, como si ya fuera mía.

Porque soy un robot ya te comprendo

y es que vienes y vas igual de tenso,

de ausente, de metálico, de apenas dando vueltas

en pleno vendaval de este vivir que no te gusta.

Quizás alguna vez sepas que te hablo,

que bajo este latón y estos circuitos que has armado

hay más de ti que en ti, hay más de mí que lata

y, bueno, alguna vez, me escuches mientras callo

y sepas que el robot en que no piensas cuando piensas

por siempre piensa en ti, incluso cuando

pienses que soy yo quien nunca piensa.

Porque soy un robot, me veo casi

idéntico a tu piel, cuando la dejas

echada en el camastro de tus noches,

vencida en el cansancio de tus días,

exacta en el reloj que te despierta,

mecánica en la flor que sin beso se marchita

cuando ni tu ni yo nos conocemos,

pero vamos tan juntos y tan lejos cada día.

Porque soy un robot, sé de tu espejo,

pues yo me miro en él y sé que me confundo,

¿será que eres robot y yo me creo

sin ninguna razón alguno de los tuyos,

será que humano soy y esto me pasa

en esos días en que nada

va bien y en que me falta un buen ajuste

en el programa que impide simplemente

que algo más suceda entre nosotros?

No sé, pero esta vez, cuando me mires con tristeza,

procuraré no llorar, porque ni está permitido

ni sé luego que hacer con la humedad que rueda

suavemente por mi piel y por los mecanismos

de una vida en que de seguro tú tampoco

sabes bien qué sucedió, qué pasa hoy

y en que ha de terminar todo en cualquier mañana

en que como un robot te envíen con tu caja bajo tierra.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

07 11 15

  • Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 7 de noviembre de 2015 a las 17:39
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 44
  • Usuario favorito de este poema: Robotín.
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.