¡Oh! guerra pavorosa, rugir de los cañones
desprenden los aviones, rosarios explosivos,
volando los morteros; no se toman cautivos
se muere o se camina, no existen los perdones.
Y las vidas se extinguen, sin saber los motivos,
quizás fuera un político, de esos bravucones,
caudillos demagogos, de las revoluciones
que poco les importan, los desastres masivos.
La foto de su novia, llevaba en la cartera
cerca del corazón, para unirse en el cielo,
si un cruel día llegara, esa bala certera.
En un avión, inerte, en el pecho su anhelo
blanca cera voló, en ataúd de madera,
le espera un homenaje, con medalla de hielo.
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Autor:
Soplo (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 3 de noviembre de 2015 a las 15:59
- Comentario del autor sobre el poema: Para los marines que cayeron en Iwo Jima. We don´t forget you guys.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 51
- Usuarios favoritos de este poema: Isabel Anhara, kavanarudén.
Offline)
Comentarios1
Realmente un hermoso poema.
Imagino tanto sufrimiento, tanto dolor, tanta soledad en medio de la muerte.
Los que organizan las guerras tendrán en su conciencia tantos que mueren por culpa de ellos.
Que dolor. Me has conmovido hermano.
Un abrazo
Kavi
Gracias Kavi, me alegra que te haya gustado. Las guerras, como casi todo en este planeta son fenómenos multifactoriales. Lo triste es que el dominador común incluye poder, intereses ocultos, y odio. La segunda guerra mundial, al menos, fue una respuesta a un fanatismo nazi que hubiera sido desastroso en caso de no frenarlo. El precio de la libertad es siempre demasiado caro. El problema es que los ciclos se repiten, lo que dice muy poco del hombre en general y sus principios.
Un fyerte abrazo amigo. Y gracias mil.
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