Inmensamente Espiral... sigue la historia cuasimarina.

Mujer Nagual

  No sé que más pasó de mi visita al manantial sagrado del centro de la Tierra, quizás las letras se desenvolvieron en pequeños milagros, el ciclo se fue abriendo a todas sus posibilidades, y los colores entonces fueron todos juntos, con suma delicadeza. Así es, tuve que retornar a pisar firme.

  Mientras buscaba asistencia de algún ser elemental, me topé con un pastizal inmenso, donde localicé a Matías a lo lejos que me miraba con sumo desgano desde la copa del único árbol visible en las lejanías. Me hallaba repleta de barro, por fin me había desenterrado. "Una vez adentro de la tierra, debes dejarte ir" había dicho Hurux cuando me invitaba a sumergirme en un jardín inmenso de la 6ta dimensión.
Los estados de consciencia fueron rondando en luces de colores por mi visión, sólo sentía mi más íntima realidad, sobreviviendo... dándome una prueba validera de que otra vez podría volver al mundo de todos los días, ya reconectada, reconociendo. Así es, Así fue, que no supe donde estaba- le contaba al Espíritu del hongo que me comí en esa planicie donde volví a retomar consciencia de mi cuerpo. Entonces, entre resentimientos, iras, infinita incertidumbre... algo en mi cabeza comenzó a derretirse, haciéndome decidir volverme a dormir. Cuando pude pestañar corrí por aquel espacio, encontré una cueva y me acosté transpirando. Mi cuerpo estaba nuevamente respondiendo de forma negativa ante  la energía del lugar y decidí frenar para no vomitar desmayándome otra vez. Comprendí al unísono que la herramienta de esta planta de poder era la de decidir regular la realidad, drenarla en luminosidad. Miré hacia el techo de mi refugio, sé que atardecía.
De pronto comencé a escuchar pasos y de su pulso se abrió cada vez más una nube rosada de visión. Allí me vi, inmensamente en espiral. Recorrí mi llegada al mundo en el que realmente se hallaba mi raíz pero no quise perderme de volver a pensar en el que había sido arrojada, puesta... quizás a desarrollar ambas tierras en conciencia de amor. Me vi a mis dos años jugando con unas rosas
rojas inmensas, quince jugando al amor,
atrapada aquí ahora, dibujando retratos de plantas y dándolos en algún tiempo que no conozco. Me vi nacer, morir, caer. Me vi, en mi totalidad, y dejé la historia, la dejé atrás. Ahí fue cuando la renegué, fluí, acepté. Comprendí con el Alma en las manos que todo es parte de este todo, de este vacío donde todo surge y nada se muere. Me vi transformándome. Escuché un sonido abrupto, observé la mano de Matías tendida, sacándome del entierro.
Mukti- Me dijiste que no conocías a Hurux... Si ella... ella me enterró allá ¿Qué hacés levantándome ahora acá?
Matías- Ji, tranquila, has estado volando mucho tiempo. Será tarde cuando vuelvas, pero no lo suficiente, has elegido vivir. Felicitaciones.
Mukti- No estoy para acertijos ahora.
Matías- Si tu eres uno, y es ese el que quieres debelar.

Me hizo un además de callar tendiéndome una manta; me tapé con ella, no pensé y sólo dormí un rato más.

Me desperté en una choza del bosque, donde estaba Matías mirándome otra vez. Pude detectar fácilmente que era  el lugar donde había estado revolviendo el caldero con una de las mujeres brujas. Sentí olor a sopa, así que decidí no preguntar nada más porque sabía que iba a tener la boca llena y le estaba tratando de enseñar al viejo mañoso a que imite mi ejemplo y no escupa al hablar. Así es, yo seguía siendo la misma porquería y no entendía un corno de qué me estaba hablando el viejo loco, otra vez.

  • Autor: SashaB (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de noviembre de 2015 a las 19:31
  • Comentario del autor sobre el poema: Sigue una micronovela que vengo subiendo de a partes.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 77
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