El Poder de las Caléndulas (relato VI, final)

Lissi

Alba se dedica afanosamente a terminar todos los preparados con las flores, pomadas para los más afectados de ese problema raro que aqueja a los moradores de la “Buena Esperanza”, jabones para mantener su lozanía y un brebaje especial para que su habitual alegría permanezca en su corazón. Mientras deja caer los aceites sobre las flores, piensa en aquel muchacho. ¿Qué sería de él? ¿Lograría su objetivo con los estudios que pretendía? Los años pasaron, el clima afectó las plantas del campo, ella dejó de caminar por esos parajes porque la ponían triste. Las personas que llegaron de otras poblaciones también ensuciaron su tierra.

 

Un día Alba recordó que aún tenía guardadas las semillas que recolectó, una luz de esperanza se encendió en su rostro. Pensó en buscar a Antonio, porque él podría recuperar las plantas e incluso hasta mejorarlas. ¿Cómo lo encontraría? –se pregunta Alba-. Siendo botánico aquel joven curioso, su lugar preferido serían los viveros e invernaderos. Ella tuvo un sueño en el que veía casas de cristal muy distantes, casi borrosas en una ciudad llena de gente. Alba, al día siguiente tomó un largo baño, y limpió su piel con el jabón de caléndulas aromatizado con una fuerte infusión de manzanilla. Quería impregnarse con el poder de las caléndulas para encontrar a aquel joven. Una vez lista, guardó sus semillas en una bolsa de terciopelo que anudó a su cintura, tomó el autobús que la llevaría a esa ciudad y fue entonando en sus pensamientos la canción con la que arrullaba a las plantas cuando colectaba sus flores.

 

Al llegar a su destino, recorre varias calles hasta encontrar un amplio parque, allí habían árboles y distintos jardines, en uno de los rincones se divisaba una casa de cristal, más bien era un domo.   Entró, se maravilló con la variedad de plantas, además de un montón de mangueras, cajas y líquidos de distintos colores. También había un libro abierto con dibujos de plantas y un cuaderno de notas. Cuando ella estaba absorta en sus observaciones, ¡oh sorpresa! Antonio aparece con unos bulbos entre sus manos y casi se desmayan los dos al verse nuevamente. Antonio habla primero y le dice, que él estaba afuera plantando cuando un fuerte olor a manzanilla le hace entrar al invernadero. Ella, muy turbada le comenta que sus flores han desaparecido, que busca su ayuda para devolver a la pradera esa planta especial con la que ha podido curar a mucha gente. Abre la bolsa que lleva en su cintura y le muestra las semillas, ambos sonríen al rozarse con sus manos. Antonio toma las semillas y las entierra en unas macetas de barro que ya tiene preparadas y le dice que deben esperar un año para ver resultados. Ambos se sienten atraídos pero deciden verse hasta la floración de las caléndulas.

Ha pasado un año y Alba emprende de nuevo el viaje, entra al domo de cristal pero no encuentra a Antonio ni macetas con las caléndulas. Un tanto triste y preocupada, sale a caminar un poco y el rumor del agua de una fuente la atrae. Al dirigirse hacia la fuente, ¡oh qué maravilla! varios surcos de sus queridas flores amarillas aparecen ante sus ojos. Alba empieza a entonar su canción y Antonio con sus ojos brillando de emoción le ofrece un ramillete de flores blancas mezcladas con caléndulas anaranjadas y con doble corola-las ha mejorado, se dijo Alba en silencio. ¿Cómo podría pagar por tan grata sorpresa? Alba, tocó con sus manos las corolas y un grupo de mariposas del mismo color de las flores alzaron el vuelo en una danza cerca del ramo que Antonio sostenía y acercándose a él, Alba se fundió en un abrazo y con ello le transmitió todos sus secretos ancestrales sobre el poder de las plantas medicinales.

  • Autor: Lissi (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 31 de octubre de 2015 a las 10:14
  • Comentario del autor sobre el poema: El relato llegó a su fin. Este pedazo de mi imaginación escribe el relato en recuerdo de mis días de estudiante universitaria cuando se me pidió identificar los componentes químicos de una planta medicinal. En esa oportunidad seleccioné la caléndula, cerca donde vivía en la ciudad habían plantas muy altas pero no florecían en la época que yo necesitaba realizar el trabajo, tuve que esperar hasta que las primeras flores aparecieran para culminar la investigación. Actualmente hay mucha información sobre el poder medicinal de las flores pero las silvestres cada vez desaparecen. Estoy en una etapa en la cual fabrico productos cosméticos con un toque de plantas silvestres, y voy combinando naturaleza, química y poesía en los productos que fabrico. Espero les haya gustado la historia.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 67
  • Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén, rosamaritza.
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Comentarios3

  • rosamaritza

    Hermoso relato querida Lissi, con el toque de tierno amor, al ver de nuevo al bello Antonio, interesante tu comentario, en tu preparación de productos naturales, abrazo y beso de rosamary

    • Lissi

      Gracias por tu primoroso comentario

    • Nancy Ruiz Lee

      ¡Ay Lissi! ¡Qué precioso relato! Gracias por compartirlo con todos. Un fuerte abrazo.
      Nancy

    • Lissi

      Encantada de recibir tu amable comentario y acá en casa pensando en el próximo relato. Saludos



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