Gala haciendo de honor y de hidalguía
ascendió su alma libre hasta el parnaso
un día triste y gris en que el ocaso
con un requiebro cruel le bendecía.
Un padrenuestro y dos avemarías
y un responso formaron su breviario
en la recta final de su calvario
entre un flujo de insignes letanías.
No sirvieron de nada sus esfuerzos
ni cantos de sirena, ni plegarias.
Sus versos, ahora huérfanos, son parias.
Las ranas que escribió ya son escuerzos
que incapaces de alzar al aire el ala
quedaron bajo el yugo de la pala.
Sufriendo otra jugada más del cielo
ahí ya se pudrirán junto a su anhelo
para, tristes, velar su desconsuelo.
©donaciano bueno
- Autor: donbuendon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de diciembre de 2015 a las 03:34
- Comentario del autor sobre el poema: Para la mayor parte de los poetas, cuando mueren, sólo quedan unos versos que ya nadie nunca leerá.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 34
- Usuario favorito de este poema: Ivan baez.
Comentarios1
Mientras exista en el mundo una persona que se haya sentido emocionada al leer nuestros versos,habrá valido la pena nuestra tarea. Saludos, muy buen poema!
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