Cuestión de tiempo (Dialogo)

Jesus Alejandro Reina

< ¿¡Qué más puedo hacer para que me creas!? > dije, a punto de dejar caer una lágrima fuera de lugar. Pero, sin cabida a la más mínima duda; la más sentida, dolida, pura y verdadera de todo mi fidedigno caminar, total; ¡me jugaba la vida con esa pregunta! ¡No importaba ya nada! Así que salió de mis órbitas una fina línea de dolor mezclado con amor hasta perderse en la superficie de la mesa. Pero ella ni lo notó, solo acarició el silencio asfixiante y ni una mirada vendida por error, esa misma que un día no pude dejar de admirar al estar a centímetros de mis ojos el día del cumpleaños de Oriana, donde una botella marco el ritmo de mi corazón, esa mirada que juguetona y divertida guió mis torpes movimientos a su humanidad, hasta poder sentir el más tierno y sincero indicio de amor infantil, rozar mis labios con el cielo que ahora me estaban arrebatando indolentemente.


Luego de pasar una eternidad de 5 segundos, mi respiración agitada y sollozante tomó el valor del amor desnudo ahora y articuló la última bocanada de aliento en las líneas más difícil de toda mi vida: < ¿¡No lo puedes ver!? >< ¿¡No puedes ver que te amo!?> < ¡Si!> ¡<Eso es la razón!><la razón por la que ¡no puedo más! Seguir siendo hipócrita contigo y conmigo>< te amo y ya no puedo más> dije sin morirme en el momento. Aquello fue como una onda expansiva recorrer cada fibra de su célica fisonomía, había logrado llamar la atención de los iris cafés más bellos que podrían imaginar, que ahora se posaban en la víctima de su desconcierto con una expresión de circunspección inhumana. No sabía si era compasión o si en realidad sintió el peso de mis palabras pero se basó en una sola pregunta para alimentar mi desesperación y falta de claridad: < ¿Por qué confesarlo ahora? O aún mejor ¿por qué decirme ahora después de todo lo que has hecho? >Dijo ella. No me creerán; pero sabía la respuesta a mi confesión y peor aún, no tenía salida fácil contestar:< porque el amor no es capricho, es felicidad por el camino de la entrega, porque aunque yo te amo y me duela y me odie toda mi vida y me arrepienta a cada minuto que respiro de haberte entregado a él, yo te amo feliz, y si tu felicidad es su compañía, yo soy feliz por tu alegría> dije, y eso bastó para que una horda de mutismo reinara en la escena nuevamente aunque... Diferente. De ese lugar del restaurante emanaba un olor fresco, lleno de sinceridad sin medir consecuencias. Podía sentir como el destino desde una estrella, veía la película improvisada.


Su mirada se tornaba vidriosa, pero con el mismo aire de intriga, como si mis palabras le hubieran importado. Entonces ella, por alguna razón y con la sutileza de esa voz de caramelo dijo: < Lo siento> dijo... "lo siento", 8 letras que no entendí pero que luego tomaron forma al complementarlas con: < no entiendo nada de lo que me dices, no entiendo como no me pudiste decir esto antes> a lo que mi alma, haciéndose uno con mi corazón respondió: < porque es imposible, no puedo ni siquiera pensar en ello, tu eres la princesa del castillo y yo el bufón de la corte, tu eres luz en la noche, yo la tristeza del verano, ¿Cómo pensar este mortal ambrosía? Es totalmente ridículo. Más no quiero que creas que lo hago por celos, lo hago por simple amor, porque aunque tú no sientas lo mismo, yo jamás dejaré de hacerlo, porque a pesar de que tu solo ves al chico, yo si te sueño todas las noches; una. Y otra. Y otra vez. Porque te quiero como nunca antes a alguien y no por un momento, ni por ahora, ni mañana, ni dentro de un mes; sino para toda la vida> dije, desahogado 9 años de hermetismo, de masoquismo.

Esos ojos infinitos no paraban de sentirse incómodos, un desasosiego que contagiaba mi piel, fría y llena de espasmos inconscientes me condujo al argumento: < pero en definitiva ¿Qué hubiera cambiado de yo haberlo dicho antes? >-dije- orgulloso de la estupidez más grande que sepultaría por un eón de 20 segundos mis ínfulas de honestidad. Sin darme cuenta, di el toque final para que acabaran con mi sobriedad emocional. < Habría cambiado el rumbo de mis besos>dijo ella... Solo eso pasó por mi mente, tres puntos, ¡tres puntos suspensivos! Aunque si bien, no tenían forma gramatical sino más parecido al agujero de tres balas cruzando por mi cabeza. Puesto que será paradójico, pero esperaba con mucho entusiasmo ser rechazado... Dolería menos. No obstante, sería un vil pecador si dijera que muy dentro de mí, sacando las costillas , justo allí, en mi corazón con arruguitas, deseaba escuchar eso. En un instinto autodestructivo, pero liberadoramente amargo... Luego del "habría cambiado el rumbo de mis besos" y del colapso interno de mis neuronas junto a esa inútil bomba de sangre que sentía un vacío y que se iba a detener; sonreí... Un leve arco de asentir sin necesidad de que fuera más explícita. Levante la mirada y; no sé si precisamente el vidrio líquido que opacaba mis ojos hizo que se aproximara ella a mí... Pero esta vez, yo no la correspondí. Me limité a levantarme de la silla lentamente como aquel que le duelen las vísceras, solo que en este caso el dolor venía de una vida marcada por el silencio. Definida ya.


Me acerqué a ella noblemente, y como nunca lo he sido antes, como buen perdedor, llevé un beso a su blanquecina, hermosa y siempre detallada mejilla. Un beso ligado a un impulso eléctrico al cual le atribuyo la expresión plena de sus ojos observando el horizonte lejano. Dejé que mis labios disfrutarán el único momento de amor que vivirían, luego; me acoplé y di la vuelta, caminé hasta la salida sin ánimo de prisa. Salí del salón y justo antes de subir al auto, sentí la necesidad de cambiar mi campo visual hacia el ventanal…; y estaba allí, de pie; viéndome. Con un aura de... ¿Lamento?... Lo que me hizo volver a sonreír pero esta vez, dedicándole mi mentira de frente, por una mínima era.... Hubiera salido a su encuentro de nuevo. Pero no está vez., sólo subí al auto, pasé la llave, conecté el iPod al reproductor y salí del lugar. Aunque suene a cliché "ese fue el principio del final de mis días”.

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  • Autor: El cuenta Historias (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 8 de octubre de 2015 a las 10:57
  • Comentario del autor sobre el poema: Las eras, siglos y eones son un minuto cuando el amor hiere
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 25
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