Una laguna en un barco (Cuento)

Diaz Valero Alejandro José

 


En una laguna viajaba un barco
y de pronto una tarde se hundió.
Aquel barco sufrió tanto
cuando hasta el fondo llegó.
.
La laguna indiferente
nada hizo para hacerlo flotar,
pero el barquito insistente
no lo dejaba de intentar.
.
La laguna con tanta agua
pensó: ¡Es sólo un barco más!
y se quedó como si nada
al ver que no podía navegar.
.
Unos pececillos de colores
lo vieron cómo se hundía
y nadaban por los alrededores
a ver si lo socorrían.
.
Agitaban con energía sus aletas,
saltaban por el aire sus escamas,
pero era muy poca su fuerza
y poco también lo que lograban.
.
Sin embargo, los peces de colores
jamás abandonaron al barco hundido;
llamaron a sus amigos los caracoles,
para juntos ayudar al barco amigo.
.
El tiempo pasó y el barco agradecido,
desde el fondo de la vieja laguna,
ya no se sentía entristecido
y admiró de ellos su hermosura.
.
Y un día sucedió lo no imaginado,
llegó de pronto una sequía,
toda el agua se había secado
y la vieja laguna se moría.
.
Y allí estaba el barco hundido,
como estaba desde aquella vez
en el fondo de la laguna dormido,
sin remos y sin timonel.
.
De pronto se acordó de sus amigos
y pensó que los peces de colores
seguro que estaban en peligro
al igual que los caracoles.
.
Y entonces habló con los querubes
que estaban en las alturas,
suplicando agua de las nubes
para llenar con ella su estructura.
.
Y al ser escuchadas sus oraciones,
el barco se convirtió en laguna
y albergó pececillos y caracoles
que seguían mostrando su hermosura.
.
Y para dar lección de vida,
siguió rogando a las alturas,
para que el agua del cielo caída,
llenara también la laguna.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo Venezuela

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Comentarios1

  • Lissi

    Tu cuento me dice que siempre debemos ser agradecidos, porque grande será la recompensa que no pedimos en respuesta.



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