Gabriela (Relato)

kavanarudén


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Su habitación se encontraba en el cuarto piso. Delicadamente toqué a su puerta.

 

¡Permiso! ¿se puede? – pregunté mientras esperaba respuesta –

 

Sí, adelante ¿quién es? – escuché su voz limpia y sonora – Abrí la puerta lentamente.

 

Soy yo, Gabriela, Óscar. Vengo a hacerte la visita. ¿Qué tal estás? – le dije mientras entraba -.

 

¡Ay que bien!, pasa, pasa – me dijo con insistencia -

 

Ahí estaba, sentada en su poltrona. Parecía una matrona romana, de esas que se ven en las películas.

Cabello blanco como la piel de un armiño. Perfectamente peinado. Ni uno solo fuera de puesto.

Nada de maquillaje. Sus mejillas tenían un rosado natural y su cutis tenso, a pesar de sus 90 años cumplidos.

Un par de ojos azules celestes, que a veces me costaba sostener su mirada. Tan puros, tan cándidos. Siempre he tenido cierta dificultad en sostener la mirada de un par de ojos claros ¿quizás por qué? Me producen un no sé qué.

Un impecable vestido negro que resaltaba su piel blanca y no digamos aquellos hermosos ojos. No hacía mucho tiempo había perdido a su marido. Un perfume exquisito, que se extendía por toda la habitación. Mezcla de flores, pacholí, musgo selvático, cuero….realmente una delicia.

En su tiempos debió ser una hermosa mujer. Era alta de estatura.

Fotos por doquier. Deseos de retener un tiempo ya pasado.

 

Caramba doña Gabriela, ¡qué elegante! ¿Cómo que estaba esperando visita? – le dije mientras extendía mi mano para agarrar la suya y darle dos besos. Uno en cada mejilla -

¡No! mi niño, no estaba esperando a nadie. Tú sabes que me gusta estar arreglada. Una mujer siempre tiene que estar arreglada. Nunca se sabe quien puede venir a visitarte. Además eso te hace subir el ánimo. Con los años no se debe perder ni la elegancia, ni el glamour, tesoro ja ja ja – comenzó a reírse sin reparo alguno –

 

Pero bueno te tengo que jalar las orejas – me dijo mientras me tomaba una oreja entre sus dedos y me la haló muy delicadamente –

 

Te he dicho que me des del tú. El “usted”, me hace sentir vieja, fea y arrugada. Yo tendré mis añitos, pero no es para que me lo recuerdes con ese bendito “usted”, ¡tan feo! ¿Has entendido Oscarito de mi alma? – y me regaló su mejor sonrisa –

 

Está bien Señora, como usted desee, ja ja ja ja – no pude contener una carcajada, mientras tomaba cierta distancia –

 

Grrrrrrrrr, este muchachito travieso. ¡Dios! que paciencia tengo que tener contigo, ja ja ja – Soltó también una carcajada. Nos reímos despreocupados –

 

A ver, siéntate sinvergüenza – me dijo mientras me indicaba otra poltrona cerca de ella -.

 

Me alegra verte – me dijo - . Las horas pasan lentamente en este sitio. No me puedo quejar. Las hermanas son muy buenas con todos nosotros y el lugar es muy limpio, ordenado y la comida es buena, eso no se puede negar – me sonrió –

 

Pues también me alegra mucho verte Gabriela. Sabes que me gusta venir a visitarte y poder hablar un poco – le dije mientras la miraba directamente a los ojos –

 

Mmmmm a ver, a ver. Tú a mì no me engañas. Esa mirada la conozco muy bien. Mejor dicho, te conozco como si te hubiera parido. A ver, a ver – me repitió con voz dulce – “desembucha pavo”. Cuéntale todo a la viejita Gabriela. Sea lo que sea yo te comprenderé. No te preocupes . Me tomó la mano derecha entre las suyas. Unas manos cálidas, suaves, acogedoras.

 

¡Ay mi vieja! a ti no te puedo engañar – le dije -.

 

Me había jurado a mi mismo que no iba a llorar. Que le iba a contar todo sin derramar una lágrima. Pero nada. Detrás de mi figura fuerte, de mi espesa barba canosa, se encuentra un niño, una persona frágil. Algunas lágrimas salieron espontáneas.

Tomé todo el aire que podía en mis pulmones. Un buen respiro profundo y comencé a hablar.

 

Siento que debo cambiar de vida. Quiero dejarlo todo e irme de aquí. Equivoqué mi opción de vida y solo me doy cuanta ahora, a casi 50 años. Dejarlo todo y comenzar de nuevo a mi edad me da mucho temor. Sabes que hay una persona en mi vida y tengo planes de irme a vivir con ella. Nos casaremos. Ya es algo que hemos hablado y estamos de acuerdo. Pero vieja, temo. ¿No sé que van a decir mis padres? Darle un disgusto a mi madre a casi 90 años de vida y a mi padre con 87.

 

Me escuchaba atentamente. Parecía que ni respiraba para no interrumpirme. Me apretó la mano. Respiró fuertemente y comenzó a hablar.

 

Te conozco Óscar. Sé que no eres un loquito. Tienes un corazón grande y noble. Has dado bastante en tu vida y ahora quieres un poco para ti y eso no es malo.

¿Recuerdas a mi difunto marido Fabricio? Pues no fue mi primer marido sabes.

La miré impresionado. Siempre pensé que Fabricio era su primer y único amor.

Me casé muy joven – continuó - en Turín. Vengo de una familia ultra tradicional y muy, muy católica. Vaya si católica. Me casé toda de blanco, impecable, como debe ser. Recuerdo a mi difunta madre, alma bendita, que siempre me repetía: “Gabriela mucho cuidado con meter la pata. Tú sales de casa con velo, corona y virgen”. Pues las tres cosas se cumplieron.

No conocía bien a Roberto, con quien me casé por primera vez. Era de una familia adinerada. Prácticamente mi matrimonio fue un contrato entre mi padre y el padre de Roberto. Entre las dos familias.

Tratamos de tener hijos, pero no lo conseguíamos. Él me echaba la culpa a mí. Con el tiempo se volvió muy agresivo conmigo y comenzó a beber y a serme infiel. Lo sabía por mis amigas que tenía algunas amantes. Pasaron los años y, por supuesto, pensar en divorciarme o separarme jamás. Mi madre sabía lo que estaba pasando y siempre me decía: “aguanta Gabriela". El matrimonio es para toda la vida. Los hombres son infieles por naturaleza. A nosotras nos toca aguantar. Ese fue el marido que Dios escogió para ti y te lo tienes que tener hija mía. Eso del amor, son simple fábulas. Además ¿quien te manda a no tener hijos? Pues ofrécelo todo, todo tu sufrimiento, por el perdón de los pecados. Por la conversión de los pecadores.

Ofrecerlo todo – repitió amargamente – siempre estuve en contra de ello. Era la forma de mantenerme atada, sumisa, callada.

Pasaron los años y estaba viviendo un verdadero infierno en casa. Comencé a encerrarme en mí misma. Veía como me estaba consumiendo poco a poco. Dentro de poco cumpliría los treinta. Me sentía mal en todos los sentidos y muy culpable por no ser madre.

Una vez no podía más. Me fui a caminar sin rumbo. Caminé y caminé. Entré en una iglesia del centro, la Iglesia del sagrado corazón de Jesús. Lugar que me gustaba ir por su tranquilidad. Un templo románico. Muy austero. Me arrodillé a los pies del crucifijo. No pude aguantar más y rompí a llorar. Lágrimas amargas salieron abundantes de mis ojos.

Ahí comprendí una cosa. La vida es solo una y yo la estaba malgastando completamente. No era una niña. Era el ser más infeliz, desgraciado de la tierra, al menos así me sentía. Ahí, delante de Nuestro Señor, ese que mi madre me insistía para que le ofreciera todo y aceptara sin decir palabra alguna mi desgracia, decidí cambiar. No podía seguir así. Siempre fui creyente, a mi manera, y estaba segura que Dios no quería mi infelicidad, sino que fuera feliz. Aquel día sentí como si una luz me iluminaba completamente. Así que tomé una decisión. Me escaparía de casa. Me iría. Desaparecería. Había estudiado la normal, era maestra, algo que nunca ejercí porque mi marido no quería que trabajara. La mujer tenía que estar en casa y basta.

Pensar en cambiar profundamente todo me produjo un temor indescriptible. El estómago se me encogió. Pensaba en todo el “vainero” que se iba a armar. Mi madre, mi padre, mi marido….todos. Lo mínimo que podían decir de mí era que era una desgraciada, una puta y que seguro me había ido con un tipo. Pensé que sería el hazmerreír, el chisme principal de la bien estante Turín. Me iría y punto.

Una semana después salía de casa escondida. Roberto todos los martes por la tarde desaparecía y no regresaba hasta el viernes. Un martes salía yo de mi casa, de noche, sin que nadie se diera cuenta. Había comprado un pasaje para Roma a las 22.00, era el último tren que salía de Turín y llegaba a Roma en la mañana del otro día. Sabía donde Roberto escondía el dinero y cogí todo lo que pude. No sé cuantas liras, pero del susto que tenía ni los conté.

Llegué a Roma en la mañana del día siguiente. Muy asustada. No sabía a donde ir, pero sí tenía una certeza, ir lo más lejos que pudiera. Sin pensarlo dos veces me vino en mente Cerdeña. Tomé otro tren que me llevó al puerto de Civitavecchia y ahí me embarqué para Cerdeña. El aire que me llegaba en el rostro me hacía sentir libre. Sentí que iba encuentro a mi destino. Seguía teniendo la certeza de haber hecho lo correcto. No podía ahogar el temor que sentía dentro ya que iba hacia lo desconocido.

Desembarqué en Olbia. Me hospedé en una hotelito que había no muy lejos del puerto. Debí parecer un bicho raro en medio de todos aquellos habitantes oscuros de piel, ojos y cabellos negros. Comencé a buscar trabajo. Para nada fácil la cosa. Se veía perfectamente que veía del “continente” y además del norte. Una joven sola, en un hotel era algo raro, muy raro. Había desconfianza hacia mi persona. Cosa comprensible. Hasta se llegaron a burlar de mí, de mi forma de hablar, de vestir. Apenas pude llevé mis papeles a la escuela. La directora me miró con recelo y me dijo que no había empleo, que no tenía vacantes. Yo le dije donde estaba hospedada por si cambiaba de parecer. Al llegar al hotel me eché a la cama a llorar. Llegar tan lejos. ¿y si me había equivocado? Sentí que el mundo se me venía encima. Tranquila Gabriela – me dije - , ya has llegado hasta aquì. Ten paciencia. Ten fe y me fui a caminar por la playa.

Dos días después la directora llegó al albergo preguntando por “la rubia del norte”, evidentemente era yo. La llevaron a mi habitación. Fue grande mi sorpresa al verla en la puerta.

Mire señorita – me dijo entrando sin que yo le hubiera dicho nada, se sentó en la cama y me continuó – la maestra Asunción se ha enfermado. Me encuentro en un apuro. No es que usted me dé mucha confianza, se lo digo directamente en su cara, pero la necesidad tiene cara de perro. Hasta que me llegue una nueva maestra tendría que ocuparme yo y ya tengo bastante trabajo. Le ofrezco el trabajo, pero por un tiempo de prueba, si la cosa va bien se queda, si no, se va de la escuela.

Yo no salía del asombro y debió darse cuenta ya que bajo un poco el tono un tanto agresivo.

 

Pues sí. No hay problema y gracias por la confianza – le dije tratando de retener un grito de alegría –¿Cuándo comienzo? – Le pregunté –

Pues desde mañana mismo – me respondió ya un poco más amable.

Y así al otro día comencé a trabajar. Los niños me tomaron mucho cariño y, al final, me quedé en la isla.

Conocí a Fabricio allá. Era pescador y tenía una flota de barcos que iban en alta mar, pescaban y vendían los productos del mar en la isla y también en Nápoles. Te ahorro toda la historia de cómo nos conocimos. Te la cuento en otra ocasión. Desde el primer momento le conté toda mi historia.

Lo único que me importa es que me ames, lo demás basta – me dijo mirándome a los ojos antes de sellar nuestro amor con un apasionado beso -

Al mes de estar viviendo juntos me quedé embarazada. No lo podía creer. No era yo la del problema, era Roberto. Era él que era incapaz de procrear. Las ironías de la vida.

Fui feliz con Fabricio. Con el tiempo logré el divorcio y me casé con él, sin velo, ni corona, ni virgen ja ja ja ja – resonó de nuevo su carcajada en toda la habitación

 

Mi niño, si yo no hubiera tomado esa decisión aquel día hubiera sido la persona más desgraciada de este mundo. Ya seguro que habría muerto amargada.

Hay trenes que pasan solo una vez o los tomas o los dejas, pero después no te quejes. Tuve miedo, mucho miedo, pero tenía la certeza, como la tienes tú y lo sé, que tenía que dar ese paso decisivo en mi vida. Un cambio existencial.

En Turín tenía todo asegurado, sobre todo el fracaso. Eso sí no pasaría necesidad y tendría hasta un nombre respetable.

Dios no nos quiere amargados, tristes, solo por cumplir una ley o seguir una tradición. Aquel crucifijo lo recuerdo con mucho cariño, para mí fue él quien me inspiró todo.

No llegues al final de tu vida con reproches: “si yo hubiera hecho….” “si yo hubiera…..” no no.

No importa la edad, ni “el qué dirán”. Yo fui carne de cañón por un tiempo, pero después todo se disolvió en el lago del olvido. La vida continúa. Tus padres ya han hecho su opción y quien te quiere de verás, respetará tu decisión, quien no, pues al carajo.

Tienes el amor, salud, fuerzas, ganas, pues no lo pienses dos veces. Momentos difíciles los pasarás, pero te aconsejo algo: “no te voltees”, “no mires atrás, seca tus lágrimas y ve adelante”.

 

Nos abrazamos fuertemente y lo único que le pude decir fue “gracias Gabriela”.

De nada hombre y ya dejémonos los apapuchamientos, no sea que entre una de esas hermanitas y la escandalicemos ja ja ja ja – rió abiertamente – Me abrazó de nuevo y me besó la frente. Ve – continuó - . No temas. Confía en ti.

 

Me despedí de Gabriela y cuando cogí el coche para regresar a casa me sentí completamente solevado, sereno, tranquilo. Vi la vida desde otra perspectiva.

La luna llena iluminaba mi camino y no estoy muy seguro, pero creo haberle visto una enorme sonrisa en su plata y redonda cara. Se acercaba el alba de un nuevo amanecer.

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Comentarios15

  • Isis M

    Ah, que bendidión! de nuevo soy la primera y con tremndo ORGULLO por mi hermano adorado! Molito este relato de la Sra Gabriela hizo sacar de ti al ser humano que eres: LIVIANO ANGEL SANADOR EN VERSOS CON MANOS DE DIOS, LLEGAS EN TODO MOMENTO!
    TE ADORO!!!!!!!!!! Si sigo creerna que soy tu novia, jajajaja
    besosto Tito mio!
    te adora tu Lubia hermanita
    Isis M

    • kavanarudén

      Mi Lubi querida. Hermana adorada.
      Gracias. El honor es todo mío hermanita, verte por este mi rincón y que te haya gustado mi relato. Un poco largo, lo reconozco, pero así nació y así lo he de respetar.
      Me haces sonrojar mi hermanita. Sabes que siempre trato de escribir con el corazón y dar lo mejor. Siempre se puede mejorar, lo sé.
      Un abrazote enorme enorme mi Lubi querida.
      Te quiero y que digan lo que digan jijijijiji.
      Tu hermanito el Morito inspirao

      • Isis M

        jijijiji....siempre que mi cuñis no se ponga celosota...no hay lios, le aclaraste que el mejor arroz con leche te lo hago yo? jajajajaja
        Eres mi amado hermano, Molito y sabes que todos te aman en el Portal, eres bondad y aun recuerdo el relato que me hizo comprender la fibra humana, el de la señora inmigrante africana que en la calle preguntaba una direccion o el metro, no recuerdo ese detalle, ese dia, te acuñé como ANGEL DE BONDAD!
        te adolo!!!!!!!! voy a subir mi humoristico que en le brete de hoy no he hecho ná de ná....jajajaja

      • nellycastell

        Muy bello relato y lo major de todo que saliste de ahí con un cambio total, es lo que tenemos que mirar que a otros les han ocurrido hechos similares y al final han encontrado el camino. Me alegra mucho que te estimulara tanto esa amiga, de momento me crei que yo era Gabriela. Te quiero mucho chiquito.

        • kavanarudén

          Mi Nelly querida
          Un encuentro pueda ayudar tanto, clarificar tanto. La presencia de los amigos en la vida es imprescindible. Tu lo eres en mi vida. Gracias de corazòn.
          Un abrazo enorme.
          Bendiciones
          Kavi

        • Violeta

          oh que maravilloso relato siempre digo que es bueno hablar , queda como un alivio interno y mucha paz.. yo quizas no hable mucho pero si lo escribo . te admiro y te quiero mucho mikavi ,hermoso relato y te felicito... besitos

          • kavanarudén

            Asi es mi violeta querida.
            Hablar soleva el alma, nos hace màs ligeros. Quizàs la persona que nos escucha no tiene la soluciòn a nuestros problemas, pero ya el hecho de escuchar nos ayuda y no poco. Sentirse comprendido, escuchado no tiene precio.
            Un abrazo enorme y gracias por tu presencia constante en mis letras amiga
            Bediciones
            Tukaviomaramor 🙂

          • Jorge H. Ramirez

            No siempre el amor funciona en la primera relacion, y muchas parejas son infelice s, porque en realidad no hay qjuimica.
            Excelente relato hermano Kavi, porque es algo veridico.
            Saludos.

            • kavanarudén

              Asi es Jorge, muchas veces las segundas parejas llegan a la felicidad. No es fàcil tomar la decisiòn de abandonar una relaciòn, pero a veces es la soluciòn.
              Gracias amigo por dedicar tiempo a leerme.
              Un fuerte abrazo
              Kavi

            • alicia perez hernandez

              Un relato interesante pero mas interesante como nos cambia la vida
              cuando alguien nos comparte su historia, eso ayuda y mucho, se te ve un alivio, una sensación de que a tiempo!!!! Siempre es un gusto leerte mi bello kavi

              • kavanarudén

                Es cierto mi Alicia querida.
                Compartir una historia con otra persona de confianza, nos puede tocar fibras muy ìntimas y abrirnos un mundo enorme.
                Me alegra que te haya gustado y gracias por el tiempo dedicado a mis letras. Bendiciones.
                Te quiero
                Kavi

              • rosamaritza

                Sin lugar a dudas es un hermoso relato, donde la bella Gabriela toma una desiciòn acertada, que le da la oportunida de vivir una vida plena y felíz, mi querido Kavi abrazo y beso de rosamary

                • kavanarudén

                  Gracias amiga y paisana.
                  Nada como llegar a la vejez tranquilos, en paz, en plenitud.
                  Una segunda oportunidad que la llevò a la felicidad. Duro tomar una decisiòn, pero si no lo hace iba a ser desgraciada toda la vida.
                  Gracias por tu visita y dedicar tiempo a leerme.
                  Un fuerte abrazo
                  Kavi

                • Nancy Ruiz Lee

                  Este tu relato da para comentar...¡tantas cosas! Que no me cabría aquí. Como ves, me meto mucho en cada historia. En cierta forma me recordó "Donde el corazón te lleve", de Susana Tamaro. Un abrazo literario. Nancy

                • David Arthur

                  ....quien te quiere de verás, respetará tu decisión, quien no, pues al carajo...
                  fuerte pero verdad Kavi.Hay que buscar la felicidad de uno mi amigo. Muy hermoso relato y Gabriela un amor de persona. La foto muy bella.
                  Un fuerte abrazo poeta,
                  David

                • anbel

                  Precioso relato, que siento se identifica con mi poema "Promesa"...todos tenemos nuestras batallas, y esta historia es un fiel reflejo de que se pueden vencer y llegar a un final feliz, si se lucha y persevera en lo que creemos, y para eso lo principal es creer en nosotros mismos, como lo hizo esta hermosa mujer, si no por mucho que luchemos la batalla, seguro, estará perdida.
                  Un placer leerte. Un fuerte abrazo.
                  ( Por cierto ...los ojos azules me privan...)

                  • kavanarudén

                    Si es cierto, se identifica con "promesa".
                    La clave creer en nosotros mismos, que es posible, que podemos y seguir adelante.
                    Las dudas nos hunden en la miseria y secan la esperanza.
                    Pues ya somos dos. Hubo alguien especial en mi vida que tenìa los ojos azules claros....Diossssss
                    que ojos. Mejor me estoy calladito 🙂
                    Un abrazo y que tengas un feliz domingo

                  • María C.

                    Una buena decisión tomó Gabriela, y tu lo has escrito de una excelsa manera.
                    Un petonet, feliz domingo

                    • kavanarudén

                      Si no lo hubiera hecho hubiese sido una mujer amargada.
                      Gracias amiga por pasar y dejar tu comentario.
                      Recibe de mi parte un fuerte abrazo.
                      Te quiero
                      Kavi

                      • María C.

                        Es verdad, pero también hay decisiones que amargan la vida a tomarlas, pero ella acertó.
                        Un peto

                      • Hay 1 comentario más

                      • El Hombre de la Rosa

                        Muy hermosa la dama y preciosa tu prosa literaria estimado Kavi...
                        Un placer haberlo leído...
                        Un abrazo de sincera amistad...
                        El Hombre de la Rosa

                        • kavanarudén

                          Gracias Críspulo, hermano del alma. Me alegra que haya sido de tu agrado.
                          Recibe un fuerte abrazo de mi parte.
                          Kavi

                        • Gisela Guillén

                          Una historia conmovedora, cargada de belleza y realidad. Muchas Gabriela existen pero no todas tan valiente como ella, no es fácil tomar la decisión, pero después de realizarlo la vida sonríe y la felicidad toca a nuestras puertas. Valiosos consejos los de Gabriela.
                          Me encanto tu relato kavi
                          Abrazos y bendiciones para ti

                          • kavanarudén

                            Gisela querida.
                            Gracias por el tiempo dedicado a leerme.
                            Como bien dices, hay tantas Gabrielas, pero pocas que toman una decisiòn tan difìcil, tan personal, tan existencial como esa. Todos tenemos derecho a una segunda oportunidad.
                            Recibe de mi parte un fuerte, fuerte abrazo.
                            Gracias por tus bendiciones. Bendiciones abundantes para ti y que tengas un lindo comienzo de semana.
                            Te quiero
                            Kavi

                          • Hugo Emilio Ocanto

                            Disculpa que te toque a ti, Kavi, decirte que hoy me siento un poco cansado, pero... estar aquí, es un gran bálsamo para mi alma...
                            HE DE SER BREVE, DICIÉNDOTE QUE APLAUDO DE PIE ESTE RELATO QUE NOS HAS ENTREGADO.
                            Dios te bendiga todos los días de tu existencia.
                            Hugo Emilio.

                            • kavanarudén

                              Mi hermano querido.
                              Un placer tenerte en mis letras, como siempre.
                              No te me canses tanto, cuídate y reposa.
                              Para es un honor siempre recibir tu visita.
                              Un abrazo
                              Kavi

                            • Marc Tellez Gonzalez

                              Muy bello relato queri Kavi, el infierno personal es un estado muy difícil de quebrantar, hace falta ese consejo que mueva el valor dirigido a una decisión.

                              Enorme placer fue leerte querido amigo.

                              Recibe mi abrazo.
                              Marc

                              • kavanarudén

                                Muy agradecido Marc por tu visita y comentario.
                                Me alegra que haya sido de tu agrado.
                                Como bien dices, no es fácil romper con una situación de esas, hay que tener mucho coraje.
                                Recibe de mi parte un fuerte abrazo hermano.
                                Bendiciones
                                Kavi

                              • Edmundo Rodriguez

                                Querido Amigo Kavi ,
                                Y la experiencia se ha expresado ,
                                y el camino se ha iluminado .
                                Un gran Abrazo .

                                • kavanarudén

                                  Gracias mi querido Eduardo.
                                  Me alegra que haya sido de tu agrado.
                                  Una historia profunda y. No enseñanza.
                                  Un abrazo enorme de mi parte.
                                  Kavi



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