Y en el espejo de la locura,
rozando con la esperanza de un recuerdo,
mis ojos ven con ternura
las ventanas cerradas en invierno.
Y en la paz tras lo ocurrido,
me digo a mí mismo con desdén:
No me enorgullece mi apellido,
pero quiero que mis hijos lo estén.
Comentarios1
buen final n-n
gracias
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