Ella era como un castillo al borde de la mar

makata.

Ella era fuerte,

ella era como un alto castillo al borde del mar,

las fuertes olas le golpeaban sin remordimientos, pero ella seguía igual.

 

Con el paso del tiempo las olas lo empezaron a dañar,

muchos intentaron sanarlo,

muchos lo trataron de arreglar,

ponían parches en sus agujeros,

otra capa de pintura mas.

 

Finalmente los hombres mas fuertes del lugar levantaron un muro para parar al agua del mar,

utilizaron las rocas mas duras,

las pegaron con un cemento imposible de quitar,

dejando así  el muro mas alto que se había visto jamás.

 

De esta manera al castillo el agua dejo de golpear,

puesto el muro era tan alto y tan fuerte que nada ni nadie lo podía atravesar,

y asi fue;

las olas dejaron de dañar,

el sol dejo de llegar,

los enamorados no podían entrar,

los niños dejaron de jugar.

 

El castillo perdió la luz,

perdió la magia,

perdió la belleza, y con ella el interés,

y fue por eso que cuando el muro cayó a nadie le importo el castillo,

pues ahora era viejo y frío.

 

El mar continuó golpeando al castillo,

éste estaba débil, pues perdió la vida ocultado tras tanto ladrillo.

El castillo ya cansado se terminó por derrumbar.

Aquel hermoso lugar nunca mas exisitirá, y no hay culpable que la falta de libertad.

  • Autor: Makata (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de agosto de 2015 a las 12:03
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 173
  • Usuario favorito de este poema: Jareth Cruz.
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