Mi adiós para Silvy...

Veronica Arteaga

Hoy es un día muy especial para todo el Portal de Poemas del Alma, una amiga, una compañera y hermana Poeta ha partido hacia La casa del Padre. Mucho se ha escrito ya y nada cabe agregar, solo dejar que el dolor aflore limpio y sereno para que su partida mantenga la sobria dignidad que la caracterizaba y que hubiera deseado.

Esto que escribo es a título personal, soy una persona creyente y mi pensamiento hacia la vida y la muerte mantiene esa dirección.

Por tanto, querida Negrita, creo que estás en la Morada de Luz que te corresponde, presentando al Padre tu mejor Poema: la rectitud de una conciencia pura y el perfume de un alma bondadosa que no se atrevió a juzgar cuando otros temerariamente y perversamente lo hicieron, juzgando y condenando con total liviandad. Tendrás de tu parte al mejor de los abogados en tu propio Juicio, Aquel que como nadie estuvo en el centro mismo de tu conciencia el único Juez.

La Luz, La Paz y la Libertad, ya están contigo.

Estas palabras te las debía, querida Negrita del alma de Poemas...!

 

 

Newton y la resurrección

 

 

 

Según cuenta M. B. Kolb, sir Isaac Newton, matemático, físico, astrónomo inglés, quien estableció la ley de la gravitación universal, escuchó que sus alumnos discutían sobre la resurrección. Sabían que Newton era un hombre creyente. Un alumno le dijo: «Maestro: Cuando una persona muere, el cuerpo humano se convierte en polvo. Si hay realmente una resurrección, ¿quién recogerá esos millones y millones de átomos de polvo para revestir a las almas?».
   Newton, sin darle importancia, ordenó al alumno: «Coge un saco de arena y vacíalo sobre la mesa de mármol. Pesa cien gramos de polvo de hierro y mézclalos con la arena». Así lo hizo. Newton dijo: «¿Podrías devolverme los cien gramos de polvo de hierro mezclados en el montón de arena?» Al no contestar el alumno, Newton le propuso: «Descuelga de la pared el imán grande. Luego pásalo por encima de la arena. Recuerda que has de devolverme los cien gramos del polvo de hierro».
   El alumno pasó el imán y recogió los cien gramos del polvo de hierro. Newton con semblante sonriente dijo: «¿Qué es más fácil: crear de la nada o bien hacer algo nuevo de una materia ya preexistente?». Sus discípulos contestaron: «Es más fácil hacer algo de una materia ya existente». Newton concluyó: «El que ha dado esta fuerza a la materia muerta, ¿no podrá dar a nuestra alma un poder mucho mayor cuando ella necesite revestirse de los átomos del polvo glorificado?»

  1. M. ALIMBAU - 2004-10-27 L.R. ESP.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.