LLEGAR A SER SILENCIO

Rafael Rec

 

 “Qué espléndida laguna es el silencio 
allá en la orilla una campana espera 
pero nadie se anima a hundir un remo 
en el espejo de las aguas quietas”

MARIO BENEDETTI

He llegado a ser silencio…

eso creo, porque creo en las verdades,

pero no las que se dicen con enojo

sino aquellas que se sacan con valor,

en aquellas que nos calman ansiedades.

 

He llegado a ser silencio…

Aunque, claro, no el silencio lisonjero

que especula con mentiras miserables,

sino aquel que compromete la palabra

que en silencio grita más que un pregonero.

 

He llegado a ser silencio…

Pero no porque me calle lo que digo,

pero no porque le tema al argumento,

el que callo aun teniendo el elemento

que me da la protección

que suele dársele a un testigo.

 

He llegado a ser silencio…

de muchos versos que he olvidado,

de muchos versos incipientes

y de otros muchos tan hirientes

que harían que alguien me viera avergonzado.

 

He llegado a ser silencio…

Porque sé que mis palabras

para algunos son urgentes,

como urgente es el adicto de la droga,

porque sólo en la abstinencia se prologa

la alegría de ya no ser codependiente.

 

He llegado a ser silencio…

Y en silencio me mantengo

pero lo hago cuando debo...

el “deber” no de una deuda, ni el deber del alienado;

pero sí de ese silencio que a pesar de ser gritado

me produce silencioso el efecto de un placebo

que me hace sentir sanado

y me enseña a ir valorando

a quien va junto a mi sombra,

a quien mucho ya le debo,

a quien tengo aquí mi lado.

  • Autor: Rafael Rec. (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de agosto de 2015 a las 22:55
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 154
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Comentarios1

  • Vito_Angeli

    A veces el silencio es complice, otras veces el silencio es salud. Depende de la situación pero en general un silencio bien ejercido nos hace dueño de lo que guardamos sabiamente porque, al hablar, nos volvemos esclavos de las palabras. Un abrazo

    • Rafael Rec

      Exacto. Se trata del silencio instrumental, ese que nos hace amos de lo que callamos, pero también de ese silencio, que en circunstancias especiales, es la voz más fuerte que pueda existir. Saludos.



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