La derrota

lemos maximiliano

 

 

Si bien no hay precedentes a tal fracaso, ya es recurrente este sentir impetuoso que me impugna esperanzas y condena  a suplicios. Pues los santos marchan en fila india, uno a uno, sin voltear a ver el sol, solo marchan al funeral de mis sueños que son rosas entre árticos polares, buscando el calor del ajeno que poco a poco se distancia en el cielo.

Es duro asumir la derrota cuando hay tantas fuerzas para seguir luchando, para seguir combatiendo en una causa obsoleta, que no promete más que seguir condenándome a muerte.  Y el revivir día a día, duele más que el silencio que entregas.

Envaino mi espada y sigo, la noche es larga en este solsticio que me ha perseguido por años, y más que costumbre ya es compañera a mis plegarias, es la mano que golpea mi espalda cuando lloro, y el puño que me golpea cuando rio y olvido, cuando vivo y me olvido en el real de los días.

Qué pena saber que seré solo un mercenario en cada una de mis luchas, pues he perdido mis tierras, mi retorno al lugar, mis mañanas y las llaves del sitio donde habitaba mi niño. Qué triste es saber todo esto, y asumirlo, abrazarlo, llevándolo conmigo a cada nueva aventura.

 

 

Lemos Maximiliano Daniel
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