EL LLANTO DE UN MUERTO

tloque in nahuaque

 

 

¡Cuanto silencio a mi alrededor!

¡Cuanta tristeza y miseria!

Veo mi gaveta rodeada de polvo,

Y silencio y angustia

En los rostros de quienes me rodean.

 

Mi cuerpo yace tendido sin vida,

Lo veo, pero sé que no estoy muerto.

 

 

Intento y no puedo los ojos abrir,

Y grito, grito con todas mis fuerzas,

¡Estoy vivo, estoy vivo!

 

Sin haber apenas movido los labios

Sale mi voz, retumba en mis oídos,

Y se pierde en el espacio sin tiempo.

Nadie escucha mis gritos,

Y a nadie mi lamento conmueve.

 

A mi lado hay muchos más muertos,

Y gente que va…

Y gente que viene.

¡No lo conozco! dice uno,

¡No lo conozco! dice otro.

¡Es mi hijo! Dice una dama

Y prorrumpe en un trágico llanto.

No es a mí a quien se refiere,

Sino al muerto que descansa a mi lado.

 

Había doce hasta hace unas horas,

De los doce quedaba uno solo.

Y a él también se lo llevan

Para darle un adiós y un entierro.

Y yo… ¡Me he quedado otra vez solo!

 

El frío ya me llega a los huesos,

Los recuerdos torturan mi mente.

¿Vendrá acaso mi madre

A recoger de mí los despojos?

¡Imposible! Mi conciencia me grita,

Emprendió ella el camino primero.

 

¿Mis hermanos o quizá mis amigos?

¿Pero cuales? ¡Jamás los tuviste!

¡Mi esposa! ella sí que vendrá.

¿Esposa? ¡Si a ti nunca te amaron!

Mi conciencia me grita; ¡Estás solo!

Como en vida siempre estuviste.

 

¡Estoy vivo, estoy vivooo!

No quiero morir… no quiero morir

¡Dame señor una nueva oportunidad!

No quiero dejar este mundo

Sin haber dejado una huella.

 

Más gente viene de nuevo.

Ojalá llegue algún conocido,

Ojalá me reconozca alguien.

¡No lo conozco! ¡No lo conozco!

Dicen unos y otros… y se van.

 

El tiempo pasa muy lentamente.

Las sombras me envuelven.

¡El pasado, es presente!

El miedo me atrapa… estoy solo.

Y por mí mismo lloro.

 

Se abre la puerta… nueva esperanza.

Grito, grito con todas mis fuerzas.

¡No estoy muerto! ¡Estoy vivo!

 

Dos hombres se acercan y me levantan.

Un suspiro… y una voz ronca dice:

¡Otro más para el crematorio!

 

Vuelvo a gritar ¡Estoy vivo, estoy vivo!

De mis ojos cerrados,

Dos lágrimas impotentes ruedan.

Y un camillero a otro, dice asombrado:

¡Te juro que nunca en mi vida

Había visto llorar a los muertos!

 

Autor: Tloque in Nahuaque (Melquiades Leeworio)

  • Autor: tloque in nahuaque (Offline Offline)
  • Publicado: 5 de agosto de 2015 a las 22:11
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 74
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Comentarios1

  • liborio cantillo

    tus letras llegan para ponernos a pensar en el estado de la muerte y la indiferencia que hay cuando ella no llama a nuestra puerta.
    agradable lectura para meditar

    saludos amistosos

    • tloque in nahuaque

      gracias por el comentario, es un poema que escribí hace treinta años y que tenía guardado en el cofre de mis recuerdos.



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