Perdona.

A. Martinez

Perdona si he sembrado mis eneros en los tuyos,

si he buscado bajo mi tierra la humedad de tu rio,

si he tomado tus semillas de alabanzas

para con ellas construirme un hermoso sueño,

un caro anhelo imaginado donde mis flores

hunden sus raíces en el néctar delicado de tu vida;

perdona si mi voz de ecos esparcidos y rotos

ha herido la diafanidad iluminada de tus oídos,

y más aun, perdona si mis versos atrevidos

han tocado allí, en el centro de ese músculo

que impulsa por tu cuerpo el rojo fluido de la vida.

 

Perdona si apropiado de tu voz y tus palabras,

he ordenado volar a mis pensamientos por tus nubes,

esas nubes tuyas azules, con sus estómagos cargados

de nuevos aguaceros, de aguas providenciales, de luz y vida,

si apropiado de tu mágica ausencia sembrada hacia el Oeste,

te he hecho vivir presente aquí, donde me encuentro recluido,

en este viejo sentir de mi corazón, que herido de tus ojos,

hambriento de tus labios de uvas y  mieles jugosas,

se ha dejado llevar por el ancestral deseo de la felicidad,

que hoy ya no presiento si no es al lado tuyo.

 

Perdona si hoy mi sangre se apresura a conquistarte,

y correr ya no me basta, volar quisiera los márgenes del tiempo,

derruir la angustiosa amplitud de la distancia,

si parezco como fiera que ya no soporta la rigidez de sus barrotes,

si se me desbordan las palabras atropelladas en mi pecho,

si como loco busco el saberte hora por hora, minuto por minuto.

 

Perdona amor en fin, esta aparente locura, que es locura,

este desastre de ininterrumpido y continuo golpear sobre tu puerta,

estos reclamos infinitos de quererme embebido en tu presencia.

 

Pero amor, desde el día que dijiste  que me amabas,

y que el día del encuentro ya me acecha cierto y cercano,

desde ese día amor la paz se ha escapado de mi espacio,

ha corrido por cada nervio un olor de mañana nueva,

un aire distinto que inunda ya las velas de este barco,

que se inflama y se devora por soltar las viejas anclas ruinosas,

para ir a palpitar junto esa isla de playas doradas que

sobre el ya no tan lejano horizonte se avizora.

 

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Comentarios1

  • GuillermoO

    Bellísimo trabajo de una construcción altamente poética.
    PD. conozco Cuba, y he pasado allí momentos muy gratos, y he hecho amigos. Mar, paisaje y pueblo, inolvidables.
    Saludos
    Guillermo



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