A la salud de las ciudades

Oscar Perez

A la salud de las ciudades

 

No he matado a nadie, no he vivido,

comprendo a los que optaron por rendirse,

por beberse su alcohol, por el noviazgo,

por no adherir a huelgas ni doctrinas,

por sepultar al perro entre las rosas,

por ir de vacaciones siempre al mismo sitio.

No he mentido suficientemente,

he creído en la paz, aún vomitando,

he creído en la ley, aún viendo a los corruptos,

y es que he aguardado siempre que algo cambie,

que el sol vuelva para atrás o que se quede

a mediodía esperando a que limpiemos estas calles,

el tema es que la mugre está en nosotros,

la cura está en nosotros, la fiebre está en nosotros,

la salvación, la perdición, la negación,

toda la ocasión de hacer mil cosas va en nosotros.

Entonces, si me rindo, si me pierdo,

si levanto barricadas, si estornudo,

si me caso con mi madre, si deliro,

si pago mis pastillas y mi vino,

si coso la bastilla de mis viejos pantalones,

si creo en alguien más cuando me dice estoy podrido,

les digo que, si entonces me doy cuenta,

podría, sin saber, decir que caigo y vuelvo,

podría, por querer, dejar el mundo a solas

y en otro amanecer permanecer solo y dormido,

podría despertar con malas ganas de quemarme,

de derramar la tinta de mis huesos

y de convalecer hasta que el odio me consuma,

hasta que el río de mi infancia me regrese tiernamente

a las costas de la nada, a ese mar de la tristeza

en que ni poblaciones de rebeldes ni sumisos

podrán jamás beber ni un lagrimón junto a mi cara.

No he nacido aún, veo que faltan

mil años o dos mil para que me ames,

en tanto dormiré por estas calles,

con mi paso que cumple compromisos,

que trabajan en la escena de este mundo

que perdí porque no tuve demasiado,

de un mundo que perdió porque tenía demasiado

y lo que tuvo entre sus manos no bastaba

y lo que quiere aún menos y menos le bastara.

Lamento no portar buenas noticias en mi frente,

lamento ver llorar a tanta viuda tras la guerra,

a tanto pobre en el portal, mientras los amos

preparan los cohetes de su fuga,

la ruta sideral tras la hecatombe que subsidian

con guerras, con molicie, con fortunas que acaparan

tan sólo por joder y por jodernos las entrañas.

Recuerdo haber soñado con la tierra para todos,

con los frutos del jardín, con lo mejor para los hijos,

recuerdo haber luchado contra el mal en las esquinas,

con grandes ciudadanos de un lugar gentil y noble,

honestos por crianza, felices por sus sueños

y ahora divididos por no sé qué telarañas.

Describo esta ciudad como el lugar en que he vivido,

que he amado más que odiado, que me ha visto

caer y levantarme como la luz de sus semáforos,

como la pluma de sus torres, como el polvo

que corre en los cordeles cuando el viento seca ropa

y en calles fantasmales donde el hombre vuelve a casa

y a veces en su casa se pierde más que en la avenida.

Desciendo sin lugar, contradictorio en mis palabras,

pero alegre de sudar por lo que creo y lo que brindo,

elástico de andar sin convencerme de la ruina,

ni eufórico de ansiar que esta maldad termine pronto.

Tendría que beber, pero no bebo,

tendría que apedrear las catedrales,

pero hay una mujer que reza en ellas por el hombre

y un hijo que la espera con la mesa y con dos panes,

tendría que reír, pero mi intento es sólo

ser feliz y no burlarme de las cosas,

me basta con la paz de ciertos cálidos ocasos

o la conversación con algún viejo y buen amigo.

No digo nada más, las cosas pasan,

alguno traerá otra verdad cuando la encuentre,

alguna vez la luz conseguirá entender la muerte

y el hombre nacerá sin olvidar que todo es recto

y que allí en su corazón el universo

espera aún por ese pequeño y solitario bello día.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

15 06 15

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Comentarios1

  • Trovador de Sueños ...y realidades.

    Contundente poema, apreciado amigo. Privilegio leer de tu estro y pluma.

    Saludos cordiales, ten una buena semana.

    • Oscar Perez

      Más vale tarde que nunca, mi amigo, así es que aquí estoy para agradecer tus palabras y desearte a mi vez la más fructífera de las semanas. Un abrazo y mis saludos cordiales de siempre.-



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