La luna triste. El horizonte tiene
exuberantes tintes color rosa
y más allá un lucero se sonrosa
al contemplarle lejos. Se detiene
mi corazón en su latir cansado
y ya no es alma el alma sin el brillo
del oro en el crepúsculo amarillo
en una aurora del terreno amado.
Tiene el jardín las flores desgastadas
de tantas fluctuaciones injertadas
y todo es miedo, soledad, engaño.
Y en un orbe de fina incertidumbre
me pierdo y yerro entre las muchedumbre
dando traspiés al terminar el año.
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