ESTAMOS DEL MISMO LADO (Poema nº 220 de mi libro “El Espejo Secreto”)

Raúl Daniel


AVISO DE AUSENCIA DE Raúl Daniel
Estimados amigos de Poema del Alma: Debido a vicisitudes muy extensas de relatar me vi alejado de la página, hoy intento regresar, paulatinamente iré subiendo algunos poemas que ya publiqué, por lo que les pido paciencia, pues es por ahora todo lo que puedo hacer, gracias por vuestra comprensión.

ESTAMOS DEL MISMO LADO (Poema nº 220 de mi libro “El Espejo Secreto”)

 

Me dijiste que me había equivocado,

que existe todavía gente buena,

y me mencionaste a tu madre,

a tu padre y a tu abuela.

 

No creas, estoy de acuerdo,

yo también conozco algunos;

varios concurren a iglesias,

y no son de esos malvados

que se ponen la careta.

 

No es que yo no los vea,

o que no los tenga en cuenta,

pero me dijo Jesús

que a los enfermos atienda.

Para que valga su cruz,

hay que seguir la tarea.

 

Sé bien que no todo es malo,

que aún queda gente sincera,

que ama a Dios y al hermano,

que quiere paz y no guerra.

 

Sé que muchos perseveran

en el camino correcto,

sé que hay mansas ovejas,

y también buenos maestros.

 

Me alegra verte crecer,

¡y qué prospera tu alma!,

me gusta verte cuidar

y celar a los rebaños.

 

Dios te ha puesto por pastor,

y haces muy buen trabajo,

en todo irreprochable,

y con mucha dedicación.

 

Yo también quisiera estar

haciendo lo que tú haces,

pero no todos cocinan

en la cocina de Dios.

 

Alguien tiene que trapear,

y retirar la basura,

alguien tiene que alzar

a ese que precisa ayuda.

 

Son muy lindos los sermones,

las pláticas eruditas,

y los cursos y lecciones,

¡muchos los necesitan!

 

Dios te ha adornado de dones,

te ha llenado de amor

y todo lo que precisas

para cumplir tu misión.

 

Tu trabajo es ser pastor,

el mío es ser escriba,

tu trabajo es ser maestro,

el mío es ser profeta,

el pastor es el que enseña,

el profeta es el que avisa.

 

Hay muchos buenos, lo sé,

¡pero muchos más son malos!

Él me mandó a ser luz,

y hay muchos iluminados,

pero el faro que sirve,

¡es el que alumbra las piedras

y así no naufraguen barcos!

 

No te juzgo, no me corrijas,

seamos buenos soldados,

uno solo es nuestro jefe,

dame un abrazo de amigo

qué, ¡estamos del mismo lado!

 

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