La soledad y el recuerdo

asherom

Recuerdo haber amado tu cuerpo
que corría suave como riachuelo
de canela y pimienta.
El viento aullaba en el invierno
de tantos y tantos;
mientras mis dedos se deslizaban
sobre tu barro.

Recordando paso en mi cuarto
donde quiero escapar de la sombra
eterna de la soledad,
dibujando de nuevo las grietas del techo
como cicatrices de tristezas que
en ellas rebotan.

En tu boca, vacía de palabras
en la noche, danzaban
las estrellas en su baile estático
de humanas vidas.
El espectador de tu hondo vientre,
de tus ágiles manos y la rosa
de tu vestimenta que
se deshojaba al ritmo de cada suspiro;
el espectador que por dentro sonreía
reflejado en tus ojos
como sonríe la luna cada cuanto…

Yo, el espectador que recuerda
al ver como se persiguen las manecillas
del reloj en mi mano;
siento que no hay respuesta
a mis peticiones,
como si esperar el amor
fuera sembrar sobre piedras negras
o volar en quimeras que se dibujan
en la arena.

Recuerdo tu cabello caer sobre mi cara
y como un lunar pegado al cuerpo
se fijaban nuestras dolientes miradas.
En el vaivén de la ola cabalgaba
la hora que debió ser sueño;
En el frenesí de las miradas de muros
al cerrar la puerta se escondía un secreto,
el secreto de tus senos de cobre
que susurraban palabras al silencio.

Y el recuerdo vuelve
en la espiral de los días
trayendo el rocío que humedece
mis ojos, y el canto se hace
cada vez más maduro y lejano
como la imagen de una alegre infancia
y se repite en las noches
como se repiten las calles de un pueblo.

Pero de tu mano las calles repetidas
no eran las mismas;
en tus manos el ruido monótono
de los autos se convertía en tambores
para cantar el ritual de almas
que se mesen una a otra.
Caían en ti mis pesares
y morían agonizantes en tinieblas
profundas, dolorosas, infinitas,
quemantes y palpitantes.

Maldita la hora en que te alejaste.
Fue una tarde que corría entre
luces que mi corazón de provincia
aún no entienden.
Se rompió el nailon de la cometa
dejando solo una madeja
enredada de tormentos.


¡Ah! Quisiera ya apagar
el crepúsculo de mi llanto
y convertirlo en el canto.
¡Ah! Quisiera desvestirme
del recuerdo y la melancolía
para estar desnudo como tú
en mis sueños.

Dedicado a Diana Moreno Arias

  • Autor: Asherom (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de mayo de 2015 a las 03:25
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 85
  • Usuario favorito de este poema: Violeta.
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Comentarios2

  • bambam

    Buenas letras amigo.
    bambam

  • Violeta

    DOS QUE SE DAN LA MANO Y ESCRIBAS DE AMBAS TAN BELLO , AGADABLES VERSO ME ENCANTARON...BESOS

    • asherom

      Gracias



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