II

javierclavijo

Bendita esta tierra, bendita sea, y bendita el mar de narcóticos junto a esta, gritando mi      

nombre; oh, eutanásico unísono de voces extasiadas,

 

Templo, sodoma, sodoma, el templo creciendo y extendiéndose sobre el templo; edificios y      

escombros al amanecer que toman la forma de dragones y ángeles humanos,

 

Negligentes amapolas en llamas observando con sus mil ochocientos pétalos al pobre      

vagabundo arrastrándose a su alrededor a las dos de la madrugada, intoxicado con su alma; triste y deshabitada criatura de mano trivial y ojo profano,

 

Hice de mi hogar un recuerdo, y del más maravilloso árbol, el más maravilloso lugar para      

vivir; el paraíso está en la tierra, allí,

 

Es el espacio vacío junto aquel drogadicto harapiento y desdichado; hermoso sodomita de      

mente visionaria y visionario del éxtasis verdadero,

 

“Nunca ha habido más juventud ni vejez que ahora”, la magnificencia.

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