Los dos amigos

Javier Gamboa Panevel

Los dos amigos.




Visité el Museo de Bellas Artes, donde se mostraba una exposición de la obra de nuestro insigne artista plástico Armando Reverón. Varias horas estuve dialogando con pinturas, dibujos y muñecas de trapo. Era la historia de una vida ante los ojos de los visitantes. Era la historia de un hombre que vivió en una choza parecida a un castillete con una mujer de compañera, y un mono ; y un loro ; y un perro, y sus sueños como únicos acompañantes. Eran ya las cuatro de la tarde cuando salí del Museo y decidí pasear un poco por las cominerías del parque aledaño. Este parque me trae recuerdos de cuando solía patinar durante las misas de aguinaldo. Emprendí la caminata con un paso muy lento, mientras, con atención miraba como la suave brisa mecía las copas de las largas y centenarias caobas que regalaban a la vez las hojas de un verde aceituna cubiertas de un velo marrón que les daba su presencia única; hojas que alfombran el piso con exquisitos colores. Todos los bancos estaban ocupados por familias. Yo quería encontrar donde descansar mis ya adoloridas piernas. Allá, a lo lejos, pude divisar lo que buscaba, sólo debía llegar antes que algún otro visitante lo ocupara…Lo logré. En otro banco , muy cercano, un hombre dormía plácidamente. Su brazo, doblado, era el reemplazo de la almohada, mientras que un viejo sombrero, ya raído por los años, cubría su rostro protegiéndolo de la luz. Un atento centinela dormitaba bajo su banco; era su perro. Guardián del sueño de su amo, salió inmediatamente a mi encuentro. Gruñó amigablemente y moviendo su cola con emoción pareció escoltar mi ruta hacia el banco vacío. Me miró y sus ojos me decían que no molestara el sueño de su amigo. Entendí su mirada y abriendo un pequeño libro que adquirí en la entrada del parque, fingí leer para tranquilizar al can. Ya tranquilo, se dirigió a su lecho, debajo del banco donde dormía su amigo. No pude evitar recordar una frase dicha, no sé si por Sócrates o Platón.

“ MIENTRAS MAS CONOZCO A LOS HOMBRES, MAS QUIERO A MI PERRO”

No podía evitar observar aquel espectáculo mientras hacía que leía. Estaba mas pendiente del hombre y el perro. El hombre movió su cuerpo como para buscar una nueva posición para sus huesos. El perro, abrió los ojos y miró atento, unos segundos habían pasado cuando el durmiente del banco retiró el sombrero de su cara y con movimiento ligero, pasó una pierna sobre el banco y quedó sentado en horcajadas de frente a mí, me hizo un saludo con una inclinación de cabeza, contesté de igual forma añadiendo a mi saludo una sonrisa. Su perro saltó al banco y se acomodó entre sus piernas; hubo besos, caricias y lamidas. Hombre y perro se reencontraban después de un sueño reparador. A una palmadita el can bajó del asiento. Otro movimiento con mayor energía y el hombre quedó sentado a un lado del banco.

Los visitantes comenzaban ya a despedirse del parque. Eran casi las cinco de la tarde. Los dos amigos, uno al lado del otro; comenzaron a caminar. Se detuvieron en un colector de deshechos; Hurgó el hombre en él, donde parece haber encontrado algo de comer para su fiel amigo, lo ofreció a este, y el can tomó en la boca lo ofrecido, miró el can a su dueño, quien con una palmadita en la frente lo invitó a comer. El hombre recogió los desperdicios, los que volvió a colocar en el colector. De nuevo emprendieron el camino hasta otro de los colectores cercanos; esta vez parece haber habido más suerte, lo buscado había sido encontrado: sacó el hombre del colector una bolsa de papel; sentado en el banco la abrió, y su contenido le dio satisfacción: Los dos amigos compartieron la cena. Una vez terminada esta, el hombre recogió de nuevo los desperdicios y los colocó en el contenedor. Este comportamiento y su agilidad para sentarse y el saludo, me hicieron pensar que sería un hombre joven y educado; tal vez un poeta que renunció a un hogar en busca de libertad.

Ambos amigos, uno al lado del otro iban caminando, lentamente; -- como camina aquel a quien nadie espera--, hacia la salida del oeste del parque. El astro rey dejaba escapar sus últimos radiales; rayos de oro y plata se filtraban entre los ramajes de las caobas, dejando ver las siluetas de los amigos que se alejaban. Tal como el final de una película.


La noche que se aproxima promete ser fría y húmeda. ¿Adónde irá esta pareja de amigos?... Tal vez a  algún rincón de la ciudad, donde encuentren tranquilidad y abrigo, donde una ilusión haga vida en su memoria, prodigando una falsa felicidad. Recordará la humedad de unos labios que no besan. El recuerdo de unos brazos que no abrazan y un corazón que no palpita. Se llenarán sus ojos de un torrente de lágrimas, que al rodar, mojará su espesa barba; lágrimas que serán enjugadas por la lengua de su can en un gesto de apoyo a la pena de su amigo.

Los amigos serán habitados por el soñar de una mujer amada y un amigo a quien aliviar aquella pena que su corazón invade.

Alguna historia igual o parecida a ésta, será pura casualidad.

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Comentarios9

  • Nhylath

    De un paeo por el parque, nació este hermoso relato basado en el verdadero amigo del hombre... ''cuatro alas caminantes'' protegiendo a su amo! Me encantó leerte!

    Un fuerte abrazo, poeta! Feliz noche!

  • Poemas de Pepita Fernández

    Tu narrativa es de lujo, el tema me conmovió. Mis felicitaciones , amigo escritor.
    Un beso y mi reconocimiento a tu talento.

  • rosamaritza

    Hermoso relato en el parque y sentida relación de amistad, mi querido Javier, la libertad esta dentro de cada quien, no hay que salir a buscarla, abrazo y beso

  • Javier Gamboa Panevel

    Gracias a quienes me han comentado en este escrito que les he dejado. Gracias a ustedes; Nhilath, Lizmarlogua, Pepita y Rosamaritza. siempore mis queridas amigas de este foro.
    Besos a todas.

  • Margarita Dimartino de Paoli

    TU RELATO ESTÁ LLENO DE EMOCIONES Y REFLEXIONES SOBRE LA AMISTAD Y LA LIBERTAD.-

    UN GUSTO LEERTE.-

    MARGARITA

    • Javier Gamboa Panevel

      Gracias, querida Margarita. Satisfacción de haber sido leido.

    • alicia perez hernandez

      QUE EXPERIENCIA TAN MAS LINDA NOS COMPARTES
      DE ESE MARAVILLOSO PASEO QUE SE VE DISFRUTASTE
      COMO YO HE DISFRUTADO LEERTE!!!
      ABRAZOS INFINITOS Y MIS TE QUIERO MARESSSSS

    • Hugo Emilio Ocanto

      Una gran satisfacción haber leído lo brillante que has editado, poeta.
      Hugo Emilio.

    • Javier Gamboa Panevel

      Gracias, Ramón. Muy en cuenta tu comentario. Gracias.

    • Violeta

      UNA BELLA Y CONMOVEDORA HISTORIA JAVIER ME ENCANTO...BESOS



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